Lo que el ojo no ve
El Racing sigue sumando partidos en los que los números contradicen a las sensaciones con las que padecen los 90' sus aficionados..., pero gana
¿De verdad somos tan malos?
Esta pregunta me la hizo el domigo pasado, tras ganar en Logroño, en la cima de La Picota, un aficionado racinguista. No estoy seguro si se refería a que el Racing juega fatal con buenos jugadores o era una crítica velada a los aficionados y medios de comunicación que en su gran mayoría critican el juego del equipo semana tras semana. Incluso, victoria tras victoria. En cualquier caso, la respuesta es no. El Racing no es tan malo. Está mal, pero no es tan malo. Es la ventaja de nuestro idioma, que diferencia el ser del estar. Si además de jugar mal, fuera tan malo como parece no llevaría 40 puntos. ¿Dará para sumar contra el Depor, ante Quiles y Miku, para competir jugando como ante el Racing de Ferrol, la SDL o el Sanse? A estas alturas, no me juego nada.
Otro espejismo
Tres partidos sin encajar podría suponer que el Racing ha encontrado la solidez defensiva perdida en diciembre. Pues no. Ni jugando con cuatro centrales en la zaga y con dos pivotes de corte defensivo por delante (Íñigo ha sido lateral casi toda su carrera y Tienza ha jugado de central en varios clubes), el Racing es capaz de superar a los ataques rivales. Mucho tienen que agradecer todos ellos al gran momento de forma de Miquel Parera, que está tapando muchas bocas. La mía por ejemplo. Lentos, medrosos, perdedores de duelos..., ya con balón ni hablamos. Hoy Romo ha dedicado una parte del entrenamiento a charlar con Pol Moreno y Bobadilla. No me extraña. Y si hubiera llamado a Mantilla, tampoco.