Morientes: "Mbappé se irá al Madrid la temporada que viene"

Sábado, 30 de agosto de 2003. El Real Madrid va ganando 2-1 al Betis en el estreno liguero de la campaña 2003-04. Apenas quedan cinco minutos para el final del encuentro cuando Carlos Queiroz, el técnico que suplió a Del Bosque, decide retirar a Ronaldo y darle minutos de juego a Fernando Morientes. Serán los últimos instantes del delantero antes de marcharse al Mónaco, que había solicitado su cesión. Curiosamente, en 2002, y en la misma ciudad francesa, estuvo a punto de salir del club blanco, pero finalmente el Moro se quedó en la disciplina del Bernabéu.A Morientes lo solicitó Didier Deschamps, entonces entrenador del club monegasco. Lo conocía de haberse enfrentado a él, en la Liga (Deschamps jugó en el Valencia en la temporada 2000-2001) y en la Champions. Y Morientes le devolvió esa confianza realizando una temporada descomunal: jugando más retrasado para acompañar las jugadas, marcó 22 tantos en 42 partidos. Su registro, sobre todo en Europa (marcó nueve tantos en 12 encuentros) hizo que el equipo monegasco alcanzase la final, donde perdió ante el Oporto de Mourinho (3-0). Acomodado ya en la capital mediterránea, poco a poco se fue asentando dentro del equipo: forjó una buena amistad con jugadores como los argentinos Ibarra y Bernardi, y el meta italiano Roma. Su apodo pasó de ser Moro a ser Nando. También se adaptó al modus vivendi de la capital del Principado: vivía en un chalet (le pedían... ¡12.000 euros al mes por alquilar un piso en el centro!). Pero para llegar hasta esa final, Morientes fue el gran protagonista del duelo de cuartos. Se midió, casualidades de la vida, al Real Madrid... En el Bernabéu marcó un gol que no celebró por respeto (4-2). En Mónaco volvió a anotar el segundo tanto de los rojiblancos, para acabar finalmente en un doloroso 3-1. En 2004 regresaría al Madrid, para marcharse al Liverpool en 2005...