El Clásico dejó una discrepancia del vestuario con Laporta
La escenificación del presidente después de perder contra el Madrid no gustó a los jugadores. "Me dio pena que se dijera que estábamos orgullosos; no debe ser así", dijo De Jong.
Por lo escuchado en la zona mixta de Mendizorroza, y bajo el prisma de los futbolistas, Joan Laporta, presidente del Barça, cometió dos errores en Riad después de que el Barça perdiese el Clásico de la Supercopa. El primero fue permitir que las cámaras del club grabasen su discurso en el vestuario después de perder contra el Real Madrid. El segundo fue el contenido de sus palabras a los jugadores. "Todos los culés estamos orgullosos de ser del Barça, hoy más que nunca (...). Habéis mostrado talento, orgullo, habéis estado valientes. Este es el camino, míster", dijo Laporta antes de abrazar al técnico entre tímidos aplausos y alguna cara de incredulidad en algún futbolista.
Diez días después, quedó claro que a los jugadores no les hizo demasiada gracia la entrada a la caseta y el discurso eufórico del presidente que algunos compraron. Además de la invasión de las cámaras en su lugar más sagrado, el vestuario, quedó claro que, aunque estén en un mal momento, a una plantilla de un equipo grande no le gusta nada eso de festejar una derrota. Sólo había que escuchar a Frenkie de Jong. "Me dio pena que se dijera que estábamos muy orgullosos y eso no tiene que ser así. Cuando pierdes, tienes que estar decepcionado", dijo el holandés, bastante más certero ante los micrófonos que en el campo en Vitoria. Jordi Alba tenía una opinión parecida pero fue algo más cometido: "Perder contra el Madrid nunca es fácil".
Lo cierto es que resultó sorprendente que, después de anunciar a su llegada que "perder en el Barça tiene consecuencias", Laporta celebrase una derrota. Desde sectores cercanos a la directiva, se quiso contextualizar su discurso enmarcándolo en la realidad azulgrana de las últimas temporadas. Pero lo cierto es que el Barça jugaba la Supercopa porque había ganado la Copa..., en la que Laporta ya estaba de presidente aunque no considerase a Koeman su entrenador.