CENTENARIO DE LA FEDERACIÓN ARAGONESA DE FÚTBOL
La Federación Aragonesa de Fútbol cumple hoy 100 años
Fue fundada el 25 de enero de 1922 y admitida por aclamación por la Asamblea General de la Federación Española el 20 de julio de ese mismo año. Trece presidentes en un siglo de historia: de José María Gayarre a Óscar Fle.
El ‘foot-ball’ se inventó en una taberna de Londres el 26 de octubre de 1863, pero no llegó a Aragón hasta 1903. El día de Navidad de ese año se disputó en Zaragoza el primer partido reglamentario del que se tiene constancia documental, entre dos equipos (‘blancos’ y ‘rojos’) del recién fundado Zaragoza Foot-Ball Club, una sociedad que apenas se mantuvo en pie cuatro meses. El encuentro se celebró en el Campo del Sepulcro, un inmenso pedregal que servía para la instrucción militar, y el resultado fue de 1-0. José Ignacio Cavero Alcíbar-Jáuregui, conde de Sobradiel, fue el autor del primer gol de la historia del fútbol aragonés.
Pero la semilla que plantaron los funcionarios del Consulado de Gran Bretaña en Zaragoza no llegó a germinar, como sí ocurrió en Bilbao, Barcelona, Vigo, San Sebastián, Madrid o Sevilla, y el fútbol quedó limitado a los patios y fincas de recreo de los colegios de los Jesuitas, los Corazonistas, los Maristas y los Escolapios, y a los equipos callejeros, sin nombre ni colores representativos, que daban patadas a un balón sin mucho concierto.
La prestigiosa Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza fue el motor que necesitaba el decaído fútbol aragonés y en la primavera de 1912 comenzaron a surgir nuevas sociedades formadas por estudiantes. Dos de ellas adquirieron una importancia superior: el Esparta y, sobre todo, la Gimnástica, presidida por José María Gayarre y el club que logró sacar a la ciudadanía zaragozana de su apatía por los lances de la cultura física, en un tiempo en el que a los futbolistas se les llamaba “chalaos”, se les ridiculizaba y tiraba piedras, y hasta se les perseguía.
Los jugadores eran, a su vez, los socios de dichas entidades y con sus cuotas colaboraban a sufragar los gastos que el deporte generaba (balones, porterías, botas, redes...). Marcaban el terreno de juego con cal y ceniza, transportaban a hombros las porterías, aportaban personalmente su equipaje de juego, en muchos casos confeccionado por sus madres, y atendían de su propio bolsillo a los gastos originados por algún que otro viaje, bastante escasos, que los enfrentase a otro club regional con el que medir sus fuerzas.
Pero la Gimnástica tuvo que disolverse en la primavera de 1916 por una reclamación judicial de veinticinco duros y por la falta de pago del arrendamiento de su campo de la Química por la misma cantidad –apenas un euro y 50 céntimos-, y el fútbol aragonés regresó a las catacumbas.
Mientras tanto, en el resto de España el fútbol seguía desarrollándose, creciendo a velocidad de crucero gracias a la vigorosa semilla plantada por sus pioneros. El comerciante catalán residente en Madrid Carlos Padrós, cofundador del Madrid Foot-ball Club y uno de los principales impulsores del fútbol en España, había creado el Campeonato de España de Foot-ball en el año 1903, cuando era presidente de la Asociación Madrileña de Clubs de Foot-ball. Desde el primer momento tuvo muy claro que el desarrollo de este deporte pasaba por el establecimiento de relaciones con otras sociedades nacionales e internacionales a través de organismos que garantizasen la aplicación de un reglamento común y fueran el firme soporte de campeonatos y competiciones. Carlos Padrós fue el promotor de todo tipo de reuniones encaminadas a dicho fin. La creación de la FIFA (23 de mayo de 1904) y de la Federación Española de Fútbol (11 de noviembre de 1909) contaron con su decidida y entusiasta colaboración.
Las rivalidades personalistas o societarias que propiciaron la aparición en 1912 de la Unión Española de Clubs de Foot-ball, el segundo organismo que surgió para organizar y reglamentar el fútbol español, culminaron en 1913 con la intervención de Alfonso XIII. El rey apostó decididamente por la Federación creada en 1909 y le otorgó el título de Real, poniendo fin al conflicto.
Desde el 29 de septiembre de 1913, por tanto, existía oficialmente una federación nacional compuesta por una red de federaciones regionales, que hasta ese instante habían sido poco menos que independientes. Esas federaciones, que cubrían teóricamente todo el territorio español, eran las encargadas de estructurar y supervisar los recién creados campeonatos regionales, clasificatorios para el Campeonato de España. Las primeras federaciones regionales que se crearon como órganos dependientes de la Española fueron la Federación Catalana, la Federación Centro, la Federación Gallega, la Federación Levantina y la Federación Norte.
¿Y Aragón? Aragón seguía en el furgón de cola del fútbol español, casi en las cavernas, y tardaría casi una década en contar con una federación regional.
La Gran Guerra (1914-18), más tarde conocida como Primera Guerra Mundial, aportó un nuevo y exótico ingrediente al decaído fútbol aragonés. La noche del 5 de mayo de 1916 llegó a Zaragoza, en un tren especial desde Madrid, un numeroso grupo de alemanes del contingente de más de ochocientos, que, perseguidos por las tropas anglo-francesas, se habían refugiado un mes antes en la Guinea española (hoy Guinea Ecuatorial). Estos soldados, que huían del avance aliado en Camerún –colonia alemana desde 1884-, fueron, lógicamente, desarmados y quedaron bajo la tutela española hasta la finalización del conflicto bélico. Y desde Fernando Poo, donde fueron recogidos por los vapores ‘Isla de Panay’, ‘Cataluña’ y ‘Villaverde’, se les repartió por la Península, fundamentalmente en Zaragoza, Teruel, Alcalá de Henares y Pamplona. A Zaragoza llegaron 347, de los que 152 eran civiles, entre ellos gentes de posición, como médicos, abogados o el mismísimo gobernador general de Camerún, Heinrich von Schnee, y dos de sus consejeros, y hasta cinco criados de raza negra; y el resto militares. Los oficiales y médicos se alojaron en hoteles de la ciudad, mientras las clases, sanitarios y soldados, en el hospital militar y en San Lázaro. A todos se les asignó una peseta diaria para rancho, peseta y cincuenta céntimos para pan, vino y cerveza, y cincuenta céntimos para gastos personales.
Jóvenes, con demasiado tiempo libre y una cultura física mucho más desarrollada que la española, los ‘alemanes del Camerún’, como los zaragozanos pasaron enseguida a denominarlos, no tardaron en arrendar el antiguo lavadero del Carmen para convertirlo en campo de fútbol, en el histórico campo de la calle Bilbao. El terreno de juego era de reducidas dimensiones y muy desigual, es decir, una parte era dura y excesivamente pedregosa; la otra, con altas hierbas de solar, flores de malva y cizaña. Pero estaba tapiado, y, por tanto, aislado de las miradas de los curiosos y, a veces, indignados transeúntes.
Los lavaderos, casi todos céntricos, siempre habían llamado la atención para reconvertirlos en campos de deportes, pero la presencia de alemanes le proporcionó al del Carmen una mística deportiva que entusiasmó a todos los aficionados al deporte, especialmente al fútbol.
En una de sus enormes pilas se construyó una especie de bolera; se adecuó una esquina para lanzamiento de disco; y en un rincón del solar se acondicionó una pista de tenis. Se improvisó, además, un peculiar gimnasio, con barra fija incluida. Y, lo que fue más importante, con ánimo de ganarse las simpatías de la población, los alemanes abrieron gratuitamente la instalación al uso de la juventud zaragozana.
El 24 de marzo de 1917, una semana después de la inauguración del campo de la Calle Bilbao, ubicado donde hoy se levanta el colegio Compañía de María, nació en silencio, sin altavoz periodístico, el Iberia Sport Club, un club que recogió los colores gualdinegros de la Gimnástica y que fue desde su fundación el gran motor y el faro del fútbol en Aragón, el campeón casi perpetuo. Y sus principales dirigentes, especialmente José María Gayarre y José María Muniesa fueron, sin duda, dos de los más grandes prohombres del fútbol español durante los tres lustros más convulsos y polémicos de su historia. Ellos dieron soporte legal a todo el fútbol regional e hicieron que la voz del Iberia se escuchara en toda España.
Gayarre se empeñó en darle al fútbol aragonés un carácter oficial, en constituir, con el apoyo de las sociedades legalizadas –Iberia, España, Fuenclara, Stadium y Aragón-, una organización regional, que, directamente dependiente de la Real Federación Española, pusiera de una vez por todas en el mapa deportivo español a Aragón, empezando por Zaragoza. Mal que bien, ya se habían celebrado dos campeonatos de Aragón, en su primera y segunda categorías, y creyó que había llegado la hora de fundar un organismo superior del que se subordinaran todos: clubes, jugadores, árbitros... Y así el 21 de septiembre de 1919 quedó constituida la Federación de Sociedades Deportivas de Zaragoza, con la pretensión de ser el embrión de la Federación Aragonesa de Fútbol. Sin embargo, los personalismos y enfrentamientos hicieron descarrilar la empresa y el 8 de marzo de 1920 quedó descabezaba con su disolución la incipiente organización futbolística en Aragón.
Pero Gayarre no desfalleció y el 4 de enero de 1922 redactó y presentó en el Gobierno Civil de Zaragoza un reglamento de la Federación Aragonesa de Fútbol y envió después a una carta a los presidentes del Iberia, el Stadium, el Fuenclara y la Unión Deportiva convocándoles el miércoles 25 de enero a la reunión fundacional.
Ésta fue el acta de constitución de la Federación Aragonesa de Fútbol:
A las 20:00 horas del 25 de enero, en el domicilio del señor Pérez Larrosa, Plaza de San Felipe 3, se reunieron los señores D. Juan Francisco Egido y D. Tomás Pallarés, en representación de la Sociedad Fuenclara; D. Francisco Ginés y D. Julián Aróstegui, por la Sociedad Iberia; D. Ramón Jusué y D. Andrés Hueso, por la Sociedad Unión Deportiva; y D. Jesús Camón y D. Fermín Asirón, por la Sociedad Stadium.
Se abrió la sesión con el fin de constituir la Federación Aragonesa de Fútbol que tendrá por objeto cumplir y hacer cumplir lo que se consigna en el Reglamento aprobado a este efecto a cuyas disposiciones se someten todos los reunidos en la representación que ostentan.
Se procedió al nombramiento de Junta Directiva acordándose por unanimidad quede constituida como sigue:
Presidente: D. José María Gayarre.
Vicepresidente: D. Julio Pérez Larrosa.
Tesorero: D. Jorge Bozal.
Secretario: Don Emilio Miguel Nadal.
Vocal 1º: D. Martín Lada.
Vocal 2º: D. Federico Vallés.
Vocal 3º: (vacante que queda cubierta a juicio de la Junta que queda formada en este acto).
Se acordó que esta acta fuera suscrita por un representante de cada sociedad, así como también solicitar de los señores que compongan la Junta la suscriban asimismo aceptando los respectivos cargos.
No habiendo más asuntos a tratar se levantó la sesión.
Rubrican Tomás Pallarés, Francisco Ginés, Ramón Jusué y Fermín Asirón.
Aceptan los cargos José María Gayarre, Julio Pérez Larrosa, Jorge Bozal, Emilio Miguel, Martín Lada y Federico Vallés.
Firma el secretario ejerciente: Juan Francisco Egido.
Inmediatamente, se puso en marcha el primer Campeonato de Aragón oficial, que se adjudicó la Unión Deportiva al vencer en el partido definitivo al Iberia, campeón en los torneos oficiosos de 1918, 1919, 1920 y 1921. Tercero fue el Stadium y cuarto el Fuenclara.
El 21 de junio de 1922 Gayarre solicitó el ingreso de la Federación Aragonesa en la Española, que lo aprobó por aclamación en su asamblea ordinaria del 20 al 21 de julio celebrada en Vigo. Una semana después, el 29 de julio, se inauguró en Zaragoza el campo de la Federación o de las Delicias y al acto acudieron Joaquín Heredia y Luis Argüello, secretario y tesorero de la Federación Española, para hacer el saque de honor y dar carta de naturaleza a la Federación Aragonesa de Fútbol, cuya primera asamblea ordinaria tuvo lugar el 28 de septiembre de 1922, tras una sesión preparatoria el día 13 del mismo mes.
El 13 de noviembre de 1922 se constituyó el Colegio Aragonés de Árbitros, cuyo primer presidente fue Emilio Huarte-Mendicoa.
La Federación Aragonesa de Fútbol ha tenido trece presidentes: José María Gayarre Lafuente (1922-1923), José María Muniesa Belenguer (1923-25, 1927-1928 y 1931-33 -fue nombrado presidente honorario el 25 de septiembre de 1933), José María Ruiz Mosso (1925-1926), Sebastián Gálligo Kolly (1926-1927), Conde de Sobradiel (del 30 de agosto al 13 de noviembre de 1927), Rafael Delatas Pascual (1928-1931), Antonio Sánchez Candial (1933-1951), Miguel Merino Ezquerro (1951-1952), Eduardo Baeza Alegría (1952-67), Jaime Dolset Chumilla (1967-1979), José Luis Roca Millán (1979-1984), Pedro Sancho Revilla (1984-1992) y Óscar Fle Latorre (1992-2022), el actual y el de mayor duración en el cargo -30 años-, y que esta mañana, a las 12:30 horas, encabezará una ofrenda de flores y la entrega de un nuevo manto de la Federación Aragonesa de Fútbol a la Virgen del Pilar.