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Nico Melamed, ambición mundial

“Algún día aspiro a ser campeón del Mundo”, aventura el jugador catalán con más proyección, con una brújula: su abuelo, Felipe Ribaudo, campeón de la Intercontinental.

Nico Melamed, jugador del Espanyol.
Carlos MiraRCDE

Tras la barcelonista –y experica– Alexia Putellas y antes del también canterano del Espanyol Gerard Moreno, galardonados respectivamente como mejor jugadora y jugador del año en la Gala de les Estrelles de la Federació Catalana de Futbol, al escenario de la Antiga Fàbrica d’Estrella Damm se subía él. Con una sonrisa radiante. Con paso firme. Para recoger su reconocimiento como el futbolista con mayor proyección de 2021. Y tal es ese potencial que Nico Melamed aspira a todo. A todo.

“Estoy muy contento y orgulloso de recibir este reconocimiento, y agradecido a todos mis compañeros y mi familia por ayudarme a conseguirlo”, se arrancó. Le recordaron entonces los presentadores del acto, Marta Carreras y Bernat Soler, que su abuelo había sido campeón de la Copa Intercontinental, a lo que el atacante del Espanyol explicó que “en casa siempre sale el tema, me han explicado muchas anécdotas suyas y evidentemente es y será siempre mi máximo referente, porque además ocupaba la misma demarcación en el campo que yo. Algún día aspiro a ganar los premios que ganó él, a ser campeón del Mundo”, sentenció.

Ambición mundial la de Nico, como la fue la de su abuelo, nada menos que el argentino Felipe Ribaudo, uno de los artífices de la época dorada de Estudiantes de la Plata, con el que en apenas tres años de estancia conquistó dos Copas Intercontinentales y una Libertadores. En el primero de los títulos abrió, además, el marcador de la final, frente a Palmeiras (2-0) en el estadio Centenario de Montevideo.

También fue titular el abuelo de Nico Melamed en ese Mundial de clubes de 1968, disputado ante el Manchester United a ida y vuelta entre el Alberto J. Armando y Old Trafford. Y entró en la segunda mitad de la vuelta en la final de la Libertadores de 1969, que volvió a ganar en el Centenario, esta vez frente al Nacional de Montevideo.

Tal es la leyenda de Felipe Ribaudo, a pesar de su prematura defunción en 1998, con solo 58 años de edad, que muy recientemente –el pasado mes de octubre– en el barrio bonaerense Villa Udaondo de Ituzaingó se inauguró una filial de Estudiantes de La Plata con su nombre, y que tiene por objetivo acercar el fútbol a niñas, niños y familias en situaciones de vulnerabilidad, a fin de mejorar su calidad de vida.

Desde la distancia que le confieren sus 20 años, pero tras haberse consolidado en el primer equipo del Espanyol –con seis goles y cuatro asistencias la pasada temporada en Segunda–, después de haberse hecho un habitual ya en Primera (ha tenido minutos en las 18 jornadas que se llevan disputadas) y tras su debut con la Selección española Sub-21, en octubre, Melamed aspira a seguir la senda de su abuelo. Sin prisa pero sin pausa. Con humildad y con ambición.