A Dani Mori le gustó mucho
El míster del Unionistas defendió tras el choque las decisiones tácticas de su colega Romo. Su equipo, sin embargo, solo sufrió cuando el Racing las deshizo
Y no fue el único
A los seiscientos que llegaron el sábado desde Salamanca a El Sardinero también les pareció estupendo que el entrenador del Racing modificara la manera de jugar de su equipo para intentar tapar el supuesto poderío de la banda derecha del Unionistas, a la que, por cierto, le faltaba su mejor jugador, Íñigo Muñoz. Para ello volvió sacrificar a Íñigo, condenándole a la intrascendencia para volver a apostar por un doble pivote, Tienza- Sergio Marcos, que, juntos, no funciona. Le falta ritmo, dinamismo, juego en campo contrario (que le pregunten a Pablo Torre, que tuvo que bajar a su campo para tocar el balón) y convierten al equipo en tremendamente previsible. O ataca por Soko o no ataca. Mori, que cuando vio que salía un extremo izquierdo de verdad, metió un segundo lateral derecho al campo, y fueron los únicos minutos en los que fue sometido, dirigió muy bien a su equipo. Vino a empatar y empató, pero no debiera tomarnos por tontos.
La norma contranatura
El gol de Espina, el 0-1, estuvo bien arbitrado, según nos quedó claro a todos tras el gol de Mbappé a España en la final de la Liga de Naciones. Lo explicó aquí Iturralde y lo refrendaron las autoridades arbitrales de la UEFA. Es una vergüenza, pero es gol..., mientras no cambien la norma. Ahora un defensa que duda si tiene por detrás un rival en posible fuera de juego tiene que decidir entre dejar pasar la pelota y hacer el ridículo si resulta que no estaba su rival adelantado, o no lo señala el auxiliar, que en Primera RFEF no hay VAR, o asegurarse de despejar bien lejos. Si despeja, pero mal, está habilitando al rival para que saque ventaja de una posición de fuera de juego. ¿Va en contra del espíritu del fuera de juego? Totalmente. ¿Es gol legal? Totalmente. Ahora, depende del equipo que seas lo ves de una manera u otra, como vimos en sala de prensa.