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ATHLETIC

Marcelino, situación calcada a la de su Valencia en 2018

Por entonces también acumulaba ocho empates en 14 jornadas, aunque llevaba un triunfo menos, y acabó ganando la Copa y con pasaporte Champions.

Marcelino, en Lezama
AIOLDIARIO AS

El Athletic marcha octavo, aparentemente atascado en mitad de la tabla, fuera del objetivo europeo. Los empates están lastrando al grupo con Marcelino al frente. De 35 compromisos ligueros con el asturiano, 18 han acabado en tablas. Más de la mitad. El Athletic es ahora mismo el único de las cinco grandes ligas (98 equipos en total) que ha empatado ocho partidos esta temporada. Al respecto, García Toral se revolvió en febrero: "Estoy hasta las narices de los empates". Pero el pasado jueves ya matizó: "Me cabrean profundamente los uno a uno, porque  implican que algo se ha hecho mal. Si es a cero, al menos sabes que en una parte del campo has estado bien". Y tras el 2-2 ante el Granada se mostró muy contento: "No pongo ni un pero a lo que el equipo demostró sobre el terreno de juego". La hoja de servicios del Athletic se completa con cuatro triunfos ante Celta, Mallorca, Alavés y Villarreal, y las derrotas ante Rayo y Cádiz, ambas en San Mamés. "Nunca me escucharéis a mi lo de 'esto es lo que hay', nunca", reflejó hace dos días. “El fútbol nos está dando muy poco”.

Marcelino vivió una situación prácticamente calcada en su segundo año en el Valencia, la 2018-19, el que derivó en el título de Copa ante el Barça. Las sensaciones por entonces eran diferentes, el equipo che tenía más juego y daba la impresión de que tarde o temprano empezaría el despegue. Eso sí, la posición el 30 de noviembre de 2018 era mucho más baja, decimocuartos, ya que contaban con un triunfo menos: tres victorias, ocho empates y tres derrotas. La cosa fue a más: en la jornada 19, ya tenían 11 igualadas y el mismo número de victorias y derrotas: cuatro. El curso acabó con 16 empates.

El 14 de enero de 2019 la cosa no pintaba bien. Peter Lim llamó a capítulo a Anil Murthy y Mateu Alemany. Presidente y director general viajaron a Singapur con un solo punto en el orden del día: la continuidad del asturiano. Por entonces la Copa era para los rectores de la entidad una 'molestia' e incluso se descubrió que le pidieron al actual entrenador del Athletic que la tirase.

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Pero García Toral salvó el pescuezo, porque la crisis del Valencia era coyuntural, lastrada por su falta de gol, el conjunto que menos veía puerta junto a Huesca, Leganés y Valladolid. Y el vestuario creía en él. "No me parecería ni bien ni acertado prescindir del entrenador", dijo Rodrigo, mientras que el capitán Dani Parejo dejó una estampa recordada por la historia con un abrazo a Marcelino tras marcar un gol.

Todo cambió con una remontada en Liga contra el Celta y un milagro en Copa en Mestalla ante el Getafe. Esos encuentros forjaron la autoestima de los blanquinegros, un equipo que a partir de ahí empezó a sentirse imbatible. Un clic mágico. Resolvía muchos partidos en el sorbo final con su fe inquebrantable. Neto, Gayà y Parejo volaban y Marcelino encontró la mejor versión de Gameiro (5 goles y 7 asistencias) y Rodrigo (10 goles). Y no digamos nada de Kondogbia.

El Valencia llegó a abril como un ciclón. Al final de año se llevó la Copa, cayó en semifinales de Europa League ante un gran Arsenal y adquirió el pasaporte Champions, una gozada tras los fastos del Centenario. ¿Conseguirá repetirlo en Bilbao? El tiempo lo dirá.