Romo desactiva al Racing y Unionistas se aprovecha
Temeroso de las bandas salmantinas, el Racing jugó en función del rival y solo fue superior cuando devolvió a Íñigo al pivote y jugó con dos extremos
Pocas cosas hay más peligrosas en el fútbol que un entrenador con ataque de entrenador. Peligroso para su propio equipo, se entiende. Eso es exactamente lo que le pasó esta noche al Racing con Guillermo Fernández Romo, que tuvo su día menos brillante al frente del Racing. Desmontó, por miedo al lateral derecho del Unionistas, todo lo que había construido hasta esta jornada, un 4-2-3-1 con dos extremos puros y un mediapunta cerca de la medialuna, para montar un batiburrillo sin sentido, sin ritmo y sin equilibrio, con Pablo Torre obligado a tocar el balón en su propio campo e Iñigo zombi. No contento con eso, cuando regresó a lo de siempre y tras 15' de arrasar al Unionistas, volvió a destrozar el equipo con los cambios y acabó el partido en su área. Cosas del fútbol. El Unionistas vino a empatar, supo leer mejor el partido, y empató.
Estaba todavía El Sardinero discutiendo las razones que podía tener Romo para capar voluntariamente la banda izquierda, insistiendo en lo que ya fue un fiasco en Badajoz, inutilizar a Íñigo poniéndole de extremo izquierdo por segunda vez en su vida, cuando llegó el gol de Pablo Espina. Fue tal cual el gol de Francia a España en la final de la Liga de las Naciones. Pol Moreno hizo de Eric García y Espina de Mbappé. Salió desde dos metros en fuera de juego y De Ena y su auxiliar De La Hoya decidieron que como Moreno intentó voluntariamente despejar el balón habilitaba al delantero asturiano. Pervierte el espíritu del juego, pero, al parecer, es legal. Como será que el árbitro estuvo durante un minuto dando un clinic rodeado de todos los jugadores, explicándoles la razón por la que debía dar el gol. De locos.
Dicho esto, el Racing fue durante toda la mitad un equipo absurdo y previsible por culpa de su entrenador. Tanto miedo tenía al lateral derecho del Unionistas que perdió a su mejor pivote, el que más le saca de su campo, para tapar a Marín, que así se llama el temido lateral. Eso sí, atacar, solo por la derecha, con Soko, con lo cual Dani Mori, que no es tonto, dejó a uno de sus pivotes, Acosta, siempre atento a reforzar a Rayco y Salinas. Tres contra Soko. Conclusión: ni un tiro a puerta en toda la primera mitad. Y de eso no tuvo culpa el árbitro. Sí, quizá, de no pitar un penalti de Nespral a Pablo Torre, al que tiró al suelo de un agarrón en su mano izquierda en una acción de estrategia.
Sorprendentemente, por orgullo mal entendido tal vez, el Racing no volvió a sus cabales hasta el minuto 60'. Ahí puso un extremo con cara y ojos en la izquierda, Camus, devolvió a Íñigo al lugar en el que marca las diferencias, el pivote, y ¡chas!, apareció el fútbol. Mori entendió tan claro lo que iba a pasar que en cuanto vio a Camus listo para el cambio decidió doblar el lateral derecho metiendo a Mier. Esa es la mejor manera de que no suban los laterales, poniéndoles un bicho como Camus, o como Soko, enfrente. Salinas, por ejemplo, que es un cohete, hoy no subió ni una vez por la izquierda.
Tras 15' de dominio apabullante, el Racing retiró del campo a Soko, Pablo Torre y Sergio Marcos para, entre otras cosas, poner a Pol Moreno de pivote. Otro invento y otra desconexión. En cambio, los cambios en el otro lado, también de tres en tres, le vinieron mejor a Unionistas, que pudo alejarse un poco de su área. En los últimos minutos, Salva hizo un paradón tremendo a Manu Justo y Parera detuvo la última en un cabezazo tras falta lateral. Los jugadores de ambos equipos, en medio de una sucesión de granizadas, se dejaron todo en el campo y probablemente se merecieron el reparto de puntos.