El Racing sigue a lo suyo
Los de Romo vuelven a anular las virtudes del rival y machacaron al Zamora en una segunda parte muy seria y plena de efectividad de cara al gol
Ganar al Racing no es fácil. Jugar bien contra los santanderinos lo es más todavía. Romo ha creado un equipo rocoso, paciente, con ideas claras y ningún prejuicio, lo que acaba sacando de punto a la mayoría de sus rivales, que parecen ante los verdiblancos siempre peores de lo que son. Es verdad que el Zamora es el penúltimo de la tabla, pero es que hoy ha parecido peor todavía. Nada por aquí, nada por allá. Los cántabros, en cambio, solo concedieron una oportunidad y marcó los tres tiros entre palos que hizo en el partido. Puro Racing.
La primera parte fue más del Racing que del Zamora. No porque jugara uno mejor que el otro, que ninguno de los dos hizo nada digno de reseñar, sino porque el estilo del partido era más de lo que suele acontecer en los del Racing, que siempre intenta que pasen pocas cosas, que en los de los zamoranos, en los que suelen pasar más cosas de lo que les gustaría la mayoría de las veces. Por resumir: 45' perdidos.
Dentro de la nada, los primeros minutos el balón pasó más tiempo en campo visitante, pero a partir del ecuador, más o menos, se invirtió la tendencia y la mancha de calor se ubicó más cerca de Villanueva que de Parera. El Racing, siempre presto a abortar las contras zamoranas, no creaba juego por dentro y por fuera exigía a Soko o a Bustos una gran acción individual, de uno contra todos, para que pasara algo. No pasó. Bueno, sí, hubo imprecisiones, pases erráticos, malos controles y un árbitro de esos que se lleva ahora, de los que nunca sabes sí le va a apetecer o no pitar una falta. De los de criterio laxo. Es probable que llegue lejos.
La segunda mitad quedó marcada por el gol con el que Fausto Tienza adelantó a los suyos con un cabezazo tras el saque de una falta desde la banda derecha. Era el 46' y para el Zamora supuso un mazazo. Si en la primera mitad fue poca cosa, tras el tanto de Fausto pareció un zombi durante muchos minutos. Y el Racing, a lo suyo. Sin prisa. Y muy superior defensivamente al rival, un poco en la línea de lo que ya exhibió la semana pasada ante el Bilbao Athletic. La pareja Íñigo-Tienza da una indudable solidez por dentro y en este caso, además, con el mejor central del equipo, Satrústegui, en su sitio. Simón, por cierto, aprovechó una nueva oportunidad en el lateral izquierdo, tanto en defensa como en ataque. Suya fue la asistencia a Manu Justo para el 0-2.
El partido acabó con una jugada descomunal de Marco Camus. El extremo santanderino, lejos de descorazonarse porque le nieguen una titularidad que está reclamando a base de acciones decisivas, dio otro puñetazo en la mesa y soltó una contra de área a área. Al estilo de la de Soko en Badajoz, pero dejando el gol más fácil a Harper que lo que lo tuvo Cedric en El Vivero. Recogió el cuero en su área y fue dejando tirados rivales durante 80 metros hasta que fijó a Villanueva y descargó hacia dentro y le puso un caramelo para que Harper pusiera la sentencia.