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BARCELONA

El vía crucis de Koeman

El holandés estuvo en la cuerda floja desde la llegada de Laporta a la presidencia en marzo. Después de salvar dos match-ball en junio y después de Lisboa, cayó.

Ronald Koeman, en el banquillo del Johan Cruyff.
Albert GeaREUTERS

Ronald Koeman (21-3-1963) se va. El héroe de Wembley, el entrenador que merecía respeto como leyenda y "gran culé" según palabras de su propio presidente, Joan Laporta, a las puertas de un conocido restaurante de Madrid antes del partido del Wanda, no soportó una embestida más. Desde que Laporta llegó a la presidencia en marzo, el entrenador elegido por Bartomeu para llevar a cabo la limpieza del vestuario, estaba condenado. Antes de ser despedido, había salvado dos match-balls. El primero, en verano, cuando Laporta desveló "conversaciones" con el técnico para llegar a puntos comunes de acuerdo sobre dónde debía ir el club. Como no encontró ningún recambio de garantías y no quería traer a Xavi, Koeman siguió. El segundo fue después del partido de Lisboa. Después del 3-0 ante el Benfica, los días de Koeman estaban contados. Laporta abrió entonces la vía Xavi e intentó cargarse de razones para despedir al holandés. En Vallecas las encontró.

Koeman se va después de catorce meses en el Barça, y justamente el día que se cumplía un año de la dimisión de Bartomeu. Llegó después del 2-8 y lo primero que se encontró fue un club convencido de despedir a Luis Suárez y con el burofax de Messi sobre la mesa. El holandés, con mucho esfuerzo, fue capaz de enderezar el barco, recuperar cierta cultura de esfuerzo en el vestuario y ganar la Copa del Rey, pero su apuesta por los tres centrales y la caída a plomo en las últimas jornadas de Liga, después de firmar una gran remontada que se cortó ante el Granada, molestó en el palco.

Koeman (un título, la Copa, y 40 victorias, 11 empates y 16 derrotas en 67 partidos oficiales) se va con claros y oscuros. Nunca fue capaz de dotar al Barça de una idea de juego, y era un secreto a voces que no era el entrenador de proyecto que el equipo necesitaba a largo plazo. Su Barça dio volantazos tácticos: del 4-3-3 al 3-5-2 pasando por el 3-4-2-1 o el 4-2-3-1. Sin embargo, deja un buen legado en su apuesta por los jóvenes: le dio galones a Pedri nada más llegar, contó con Araújo y Mingueza desde el principio; y se sacó de la manga a Ilaix, a quien el club no supo renovar, y Gavi, que no ha pasado por el filial. Futbolistas como Nico, que ya apunta a jugador importante, o Balde también han tenido su primera oportunidad con Koeman. Pero en Laporta ha pesado mucho más pensar que el equipo no iba a ningún sitio y la sensación, en las últimas semanas, es que ni Koeman creía en sí mismo. El comunicado que leyó, su insistencia en infravalorar a la plantilla, su ironía con los medios ("amigos y amigas de la prensa") y su tono cabizbajo en las últimas semanas, hacían pensar que ya había tirado la toalla. Y, finalmente, así fue. Koeman se bajó en Vallecas.