Ancelotti da con la tecla instalándose en el 4-3-3 y apostando por la velocidad y las transiciones rápidas. Ante el Barça dio casi el doble de pases largos que los culés.
El Real Madrid de Carlo Ancelotti ha echado a correr y empieza a encontrar su mejor nivel al galope. Así ganó en Barcelona el Clásico (1-2), con dos goles que llegaron tras acciones de transición rápida con las que los blancos castigaron la exposición culé en campo propio. De hecho, fueron ambos obra de defensas que, a la carrera, se vieron con la confianza para hacer de delanteros por un momento.
Primero Alaba, al que sus años como lateral izquierdo le han dejado un gusto evidente por la incorporación al ataque. El propio austriaco recuperó el balón en la frontal del área del Madrid y se soltó al contragolpe; cuando Rodrygo conectó con él, se presentó ante Ter Stegen y soltó un zapatazo imparable con la izquierda. Y luego Lucas Vázquez lanzó de primeras la contra de Asensio y luego estuvo pillo para cazar el rechace; su aceleración en los metros finales para sobrepasar a Eric García le llevó hasta el premio.