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William: “Prefiero una jugada bonita y dar el gol que empujarla”

William de Camargo es una de las sensaciones del Depor. De pura escuela brasileña, a sus 22 años se confiesa un enamorado del “fútbol de antes”.

Entrenamiento Deportivo de La Coruña. Entrevista a Willy Camargo
Jesus Sancho (Sanchofoto)Diario as

William de Camargo (Sao Jose do Rio, Brasil, 27/2/1999) se ha metido a la afición del Deportivo en el bolsillo con su explosividad, verticalidad y regates. Llegó a España hace ya cuatro años de mano del Leganés, club que lo ha cedido esta temporada al Deportivo. Con el fútbol de Djalminha en la retina y un padre que fue jugador, tiene en el descaro una de sus virtudes. El joven brasileño habla con AS sobre sus inicios, carrera, gustos, retos, el Racing, los objetivos personales y la meta del ascenso con el Deportivo.

Llega un partido grande en Santander. ¿Es importante afrontarlo después de volver a ganar tras una mala racha?

Esa victoria nos vino muy bien. No basta con jugar bien, tienes que sacar resultados. Y vamos allí a eso, a sacar los tres puntos como sea.

El Racing es un equipo sólido y que está bien y empatado en la clasificación con ustedes…

Sabemos del poder del Racing, del buen equipo que son. Pero nosotros somos otro buen equipo, somos el Depor. Lo tiene todo para ser un partido guapo.

Y más de 1.500 aficionados con ustedes en Santander…

Es muy importe este apoyo de la afición. Se nota la gente, su ánimo. A mí y a cualquier compañero te anima. La jugada esa que crees que no llegas, vas y haces un esfuerzo más porque te están empujando.

Hablando de ambiente, ¿qué le pareció la remontada de los chavales en la Youth League?

Fue una remontada increíble. Todos estábamos conectados con los chavales, los compañeros y la grada, y creo que eso los hizo fuertes para remontar. Creo que los chavales notaron de verdad lo que es jugar en Riazor. Tenía claro que podían remontar por su calidad y el plus que te da la afición. Se nota mucho que el Depor es un club muy grande. Tantos por sus instalaciones, la gente del club, la afición…

¿Cómo ve al Deportivo tras ocho jornadas?

En líneas generales el equipo está bien, aunque a veces no hemos sacado los puntos. Lo importante es que tenemos un sistema de juego sólido y hacemos las cosas bien. Lo importante es ser constante. Plantar siempre cara fuera de casa y rascar puntos. Intentar ser dominadores y no dejarse llevar por la presión.

¿Y usted?

Me veo bien, pero con muchos puntos a mejorar. Todavía no estoy al ciento por ciento de mi nivel.

¿Qué cree usted que debe mejorar?

Tengo que retomar el nivel de cuanto era más joven, de cuando me sentía mejor en el campo. Debo chutar más a gol, ser más agresivo, mejorar en los últimos metros del campo.

¿Coincide con la gente que dice que el gol se tiene o no se tiene, que es complicado practicarlo?

Todo puede ser trabajado. Claro que hay jugadores tocados por una varita a los que le caen los balones. Le pega como sea y es gol. Siempre citaré el nombre de Rubén Castro, que coincidí con él en Cartagena. Jugadores así tienen ese don, no necesitan tener presencia en un partido para marcar; están siempre ahí. Cuando se nace con eso, es diferencial. Los que no lo tenemos trabajamos para mejorar y creo que te puedes acercar. Cuanto más te acerques a eso, mejor.

Y cuando marque su primer gol con el Depor, ¿cómo lo celebrará?

Nunca tengo pensado nada, soy de decidir lo que me pase en cada momento por la cabeza. Eso sí, los días antes de los partidos si veo algo que me gusta, pienso ‘eso sí lo puedo hacer’. Pero soy de improvisar, aunque siempre hago un gesto dedicado a mi padre poniendo la mano en el ojo.

Divertirse en el campo, resultados, presión al jugar… ¿dónde se sitúa usted?

Siempre he jugado para disfrutar, para divertirme. Esa es mi manera de jugar y si cambio no sería yo. Intento disfrutar siempre. No me contento con irme de un partido con un gol y jugando mal. Prefiero ser yo y ayudar al equipo a mi manera… y ganar, claro.

Un brasileño al que admira usted y que jugó en el Depor, Djalminha, decía que a veces disfrutaba más con una asistencia que con un gol.

Los brasileños tenemos eso en la cabeza. Prefiero hacer una jugada bonita y dar el gol que empujarla. Vemos el fútbol como un espectáculo en el que hacer cosas distintas. Hoy en día el fútbol no te permite esto mucho.

Con esa filosofía, algún entrenador le habrá dicho algo sobre su forma de jugar…

Sí, la verdad es que sí. Pocos entrenadores con los que he estado tenían la manera de ver el fútbol como yo. Creo que es algo general, los entrenadores son muy de pizarra y no te dan tanta libertad.

¿Le dijo alguno, Willian le sobra a usted un regate?

Sí, sí (risas…), muchas veces. Yo escucho e intento mejorar con lo que me dicen. No me lo tomo como si quisiesen quitarme algo de mi juego, que no sea yo mismo. El jugador tiene que aprender todos los días, si no lo haces te acomodas.

¿Le pasa eso con Borja, su actual entrenador?

No. Él da libertad a todos los jugadores y eso es importante para nosotros, para que la plantilla se sienta cómoda. Pero a la vez sabiendo lo que tienes que hacer dentro del campo. Tener libertad es muy importante.

Usted es un jugador de encarar y explosivo. ¿Temió en algún momento que esas características le pudieran encasillar como el típico revulsivo?

No, la verdad es que nunca me he visto como un revulsivo. Yo, como todos, intento jugar lo máximo posible. Pero si me dan minutos saliendo desde el banquillo intento hacerlo lo mejor posible, nada más. Me gusta jugar desde el principio para sentir el partido. Cuando entras de suplente siempre pasa un tiempo hasta que te adaptas al ritmo del partido, y eso me cuesta un poco.

¿Se entiende de forma especial con algún compañero?

Con Héctor. Jugamos los dos por la misma banda y nos entendemos muy bien. En los entrenamientos siempre hablamos para ver qué hacemos, no podemos hacer siempre lo mismo porque nos lo pillarían los rivales. Me entiendo muy bien con él.

Usted pertenece al Leganés y lleva unas cuentas cesiones. ¿Cansa?

En el Leganés no tuve continuidad y sí, me van cediendo. Es algo de club. Yo estoy para trabajar, hacer mi juego y divertirme donde sea.

¿Se plantea asentarse ya u otro tipo de meta cercana?

Para un jugador siempre es importante marcar objetivos en su carrera. No hay que acomodarse nunca, si lo haces pierdes la chispa al jugar. Tienes que querer llegar al top todos los días. Yo busco mejorar siempre y llegar a donde quiero llegar, no estaría satisfecho de otra manera.

¿Y cuáles son sus metas?

Ahora hacer un buen papel con el Deportivo junto con mis compañeros. Siempre busco el bien del equipo, porque si va bien vamos todos bien. El objetivo es el ascenso, devolver al Deportivo a la categoría profesional, de donde no debería de haber salido. Esa es la principal meta.

¿Recuerda cuándo decidió ser futbolista?

No lo recuerdo, pero muy pronto. Con cuatro años ya estaba chutando balones. Con seis ya estaba en la Academia da Silva para jugar fútbol sala. No hay un día que dijese, ‘esto es lo mío’, creo que estaba destinado y sucedió sin darme cuenta.

¿Y soñaba de niño con ponerse la canarinha?

Mi sueño es llegar al nivel más alto. Jugar en Primera, en equipos grandes… Tengo eso en la cabeza, el sentir qué es competir lo más alto. Lo de jugar con Brasil claro que es el sueño de todo niño en mi país. Pero para llegar ahí algún día primero tienes que hacerlo muy bien en tu club mucho tiempo.

Su padre fue futbolista, ¿cuánto influyó eso en usted?

Mi padre siempre fue muy tranquilo. Nos dio libertad a mí y mi hermana para elegir lo que quisiéramos. Él solo nos decía que buscásemos lo que queríamos y hacerlo bien. Yo siempre quise ser futbolista. Mi hermana no tuvo tanta suerte en el deporte.

Su padre tuvo que dejar el fútbol para dedicarse a su familia. ¿Le marcó algo eso?

No fue algo que me lo tomase como una presión. Siempre tuve mi personalidad, no fue que mi padre me obligase a jugar al fútbol, fue porque lo quise. Lo tomé como una diversión, así lo entiendo. Mi padre decidió estar con la familia porque no podía permitirse estar con el fútbol, había que comer. Fue duro para él, pero creo que fue la decisión correcta. Yo, por suerte, ya no tuve que enfrentarme a una decisión así porque siempre tuve un soporte muy bueno.

Usted siempre dice que le gusta más el fútbol de antes que el de ahora…

Me gusta ver fútbol antiguo. No busco un jugador o un equipo, me gusta verlo. Veo un montón en Movistar, partidos de los años 80, 90, el 2000… Me pasa igual con la música, también soy muy antiguo en eso. Me acostumbré con mi padre a ver ese fútbol y escuchar esa música, me gusta más. El fútbol antes se vivía más, tenía más emoción. Creo que hoy se ha perdido mucha rivalidad que antes había.

Hablando de fútbol antiguo. ¿Sabe que a Bebeto para convencerlo de fichar por el Depor le contaron que A Coruña era el pequeño Río de Janeiro? ¿Qué le parece a usted la cuidad?

(Risas…). Yo estoy muy bien aquí. Además no sé qué está pasando que no para de salir el sol. Además, soy muy casero y también me encantan los días de lluvia. Esperaba un clima peor. Estoy encantando.

Otro brasileño que jugó en el Depor, Luizao, se moría por el arroz con lubrigante. ¿Qué tal usted y la gastronomía gallega?

La verdad es que me gusta comer siempre lo mismo. Pero llevo dos años con mi novia y ahora estoy empezando a probar realmente la comida española. Estoy probando cosas y es muy, muy buena. Tengo paladar para ello y me gusta probar.

Entonces habrá probado el marisco, ¿qué tal?

Bueno… He comido pulpo o calamares, que antes no me gustaban nada. Mi novia está encima y me dice, toma un calamar… Antes no los podía ver delante, pero cuando te lo dan con cariño, en la boquita… así es otra cosa (risas…).