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VALENCIA

El termómetro del desarraigo

La afluencia de público este sábado en el Valencia-Mallorca, el primero sin límite de aforo, pone a prueba el efecto llamada del equipo en tiempos de crisis social por la gestion de Peter Lim.

Soler, Maxi y Cheryshev celebran un gol en Mestalla sin público en las gradas.

Mestalla abrirá sus puertas este sábado contra el Mallorca con un aforo del 100%. Será el primer partido desde el 1 de marzo de 2020 en el que los abonados regresarán a sus asientos, al menos aquellos que lo han renovado. La visita del Mallorca será un termómetro para calibrar el grado de desarraigo de la afición che por la gestión de Lim, sin obviar que las secuelas económicas de la pandemia también tienen su cuota de influencia en la reducción del numero de abonados (alrededor de un 18%).

El Valencia no detalla un número exacto de abonados. Se escuda en que el dato está pendiente de nuevas cancelaciones y/o altas que puedan producirse con la vuelta a Mestalla. La horquilla que desliza el club oscila entre 32.000 y 33.000. La cifra la sacan por el 82% de abonados que renunciaron (a cambio de ofertas en futuras campañas) a parte o la totalidad de la compensación a percibir por los partidos a puerta cerrada por la pandemia en la 2019/2020, cuando había cerca de 40.000 abonados.

La venta de entradas se ajusta a la cifra de 32.000/33.000 abonados

En este sentido, el número de entradas puestas a la venta para el público en general para el partido contra el Mallorca indican que los asientos reservados para abonados rondan la previsión del club. El aforo de Mestalla en partidos de Liga está en unos 48.000 personas y el miércoles quedaban a la venta 7.355 en la web del club. Pero hay que restar también las butacas que se pierden en diferentes zonas del estadio, que por distintas razones no salen a la venta ni entran en la campaña de abonos o lo hacen con limitaciones (como la grada visitante unas 3000 localidades, o la grada joven (esta sí se abrirá, aunque solo para aquellos abonados que cumplían los requisitos de edad) y la reservada para minusválidos, tampoco se sacan entradas a la venta en ninguno de los palcos privados que tiene el estadio,. 

La cifra de 33.000 abonados cumpliría las expectativas que tenía el club de cara a la actual campaña de abonos, aunque no deja de ser la peor de la era Lim. De hecho está en los parámetros del número de abonados de la campaña 2013/14, la anterior a la llegada del dueño de Singapur y la peor del Siglo XXI, cuando renovaron su pase 32.000.

Según informes del club y de la Liga, las campañas de renovación de abonos más fructíferas con Lim fueron el segundo año de Nuno Espíritu Santo, con la vuelta a la Champions (39.194), y el que empezó siendo el tercero de Marcelino (con cerca de 40.000), tras ganar Copa y con Champions, aunque el asturiano solo dirigió al equipo en casa un partido.

La fidelidad de Mestalla ya se puso a prueba en la era Lim

La fidelidad de Mestalla resistió incluso los turbulentos años de los Gary Neville, Ayestaran, Prandelli... con 36.190 y 36.454 abonados respectivamente en la 20016/17 y 2017/18, en las que el Valencia no jugó competición europea. Ya el segundo año de Marcelino, con la vuelta a la Champions, el pase se lo sacaron 39.556 aficionados. Ese año, el del Centenario, las gradas de Mestalla tuvieron una media de ocupación del 81% en sus partidos de Liga, solo superada por la del Wanda (82%).

El del sábado será el primer partido en el que los abonados puedan acceder simplemente mostraron su pase. Hasta el momento, dentro de una política coherente en su concepto adoptada por el club para solucionar las limitaciones de aforo por la pandemia, los abonados tenían que pasar por taquilla para acudir a los partidos, aunque con unas ofertas que variaban dependiendo de la opción que cogieron para compensar los partidos a puerta cerrada.

Fuera por los precios, por el desarraigo, por los horarios o por lo que fuera, ni tan siquiera se agotaron las 29.000 entradas que se pusieron a la venta el día del Real Madrid, aunque esa noche Mestalla presentó una buena imagen. Pero ni en el partido del curso pasado contra el Eibar, en el que por primera vez se permitían hasta un máximo de 5000 personas, ni en los encuentros ante Getafe y Alavés (máximo de 15.000) ni Athletic de Bilbao (de 29.000) se completó el aforo permitido.