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REAL ZARAGOZA / ANÁLISIS

La amenaza de la necesidad

El Real Zaragoza ya es conocido como el rey del empate. No pierde, pero está a un paso de traspasar esa frontera en la que ya sólo vale ganar.

ZaragozaActualizado a
Alejando Francés cede atrás ante la presencia de Roberto.
MARIANO POZODIARIO AS

El Real Zaragoza ni gana ni pierde, al menos durante las seis últimas jornadas, en las que se ha ganado el calificativo de rey del empate. Y ese paso de tortuga ya no es que no le permita mirar arriba, sino que le impide escapar de la zona baja de la clasificación. Las matemáticas no engañan: suma diez puntos en diez partidos y con ese promedio terminaría descendiendo de categoría al final de temporada. Urge ganar ya porque la amenaza de la necesidad comienza a golpear al equipo.

Lo hace en lo numérico, ya que si el verdadero objetivo es luchar por el ascenso, ahora mismo la sexta plaza ya se encuentra a siete puntos. Pero siendo realistas, el primer reto del Zaragoza debe ser espantar los fantasmas de la pasada temporada. Hasta ahora, todos estos empates incluso le pueden permitir salir de los puestos de descenso al término de esta jornada si el Burgos o el Leganés pierden esta tarde, pero cada día que pasa sin ganar, está más cerca de que el resto de equipos de abajo sí lo haga y ya ni siquiera le valga el empate. Y es que el Zaragoza se encuentra a un solo paso de traspasar esa frontera que le mete de lleno en ese territorio de las urgencias en el que sólo vale ganar. Eso hablando de no meterse en líos, porque en lo referente al playoff hace ya un par de jornadas que la traspasó.

Esa necesidad numérica afecta directamente a otros aspectos, como el juego, las sensaciones, la confianza y el estado anímico. Es verdad que el Zaragoza ha acumulado más méritos que puntos en lo que se lleva de temporada, pero no deja de ser menos cierto que en los últimos partidos esos méritos ya no han sido tantos. Un ejemplo de ello es que últimamente ya no genera tantas ocasiones ni remata tanto. O el hecho de que el gol encajado en La Rosaleda haya sido el que más daño le ha hecho de todos los que ha recibido esta temporada, con la amenaza real durante varios minutos de un 2-0 que hubiera resultado definitivo. De hecho, el Zaragoza estuvo más cerca de perder que de ganar en Málaga.

Y es que a medida que pasan las jornadas y no ganas, los golpes cada vez afectan más y crece la psicosis. Así lo reconoció Bermejo al hablar de la falta de gol del equipo: “Esa ansiedad de querer marcar nos está lastrando”. Es normal. Los futbolistas son humanos y normalmente esa ausencia de victorias termina llevándose por delante el buen juego y las buenas sensaciones. No se trata de ver la botella ni medio llena ni medio vacía, sino de observar una realidad que no debe esconder que el Zaragoza es uno de los equipos menos goleados de Segunda, que ha tenido minutos de muy buen fútbol o que ha sido el primero en marcarle un gol al Málaga en su estadio, pero tampoco obviar la clasificación o que es el equipo menos goleador y el único sin triunfos como local.

La única gran certeza en estos momentos es que al Zaragoza le cuesta una barbaridad ganar un partido, por muy bien que haga las cosas, entre otras cosas por su alarmante falta de gol. Decir que ya entrarán es, por ahora, una mera cuestión de fe, aunque también es cierto que la fe mueve montañas y que en el fútbol un partido puede cambiarlo todo, pero urge ganar ya para dejar de caminar por un alambre cada vez más fino. Incluso JIM se referió ayer en estos términos al próximo partido contra la Ponferradina: “Para hacer buenos estos empates debes pegar un salto de tres puntos. No lo estamos haciendo y el jueves tiene que ser la definitiva”. Y es que todo lo que no sea ganar multiplicará las dudas, la ansiedad y las prisas. La necesidad ya amenaza y convendría que el Zaragoza no traspasara esa frontera en la que cada partido es a vida o muerte.