No se concibe un partido en el "egesé", como le gusta llamarlo y escribirlo, sin su insigne figura en la Grada Sur del coloso de Siete Palmas ondeando una imponente bandera de Las Palmas regalada por sus compañeros de peña, "Amarillos por el Mundo". El sábado, contra el Tenerife, Sergio Maccanti será uno más en el casa de Las Palmas, de la que siempre habla en primera persona del plural, irreductible sentimiento de pertenencia contra viento y marea. En Diario AS buscamos la cara amable del derbi, y la servicialidad de "Macca", como tantas y tantos le conocen, no podía faltar.
"Espero y deseo que sea el derbi de la canariedad", dice casi sin que se le pregunte, como desvelando el ansia que tiene medio Archipiélago ante el duelo Las Palmas-Tenerife de mañana. De momento las aguas bajan tranquilas, deseo colectivo el que esto no sea la calma que precede a la tempestad, y el anhelo de Sergio, más allá de "la victoria de la Unión Deportiva, eso siempre", tiene mucho con lo que ocurra desde el césped hacia arriba. Incluido, cómo no, el ambiente en los aledaños del Estadio Gran Canaria. Simplemente, se limita a esperar al "mejor derbi canario de todos los tiempos": "Espero y deseo que, al margen de lo deportivo, sea el derbi más canario de todos los tiempos porque Canarias lo necesita. Me avergonzaría lo más grande que, con la que ha caído con los incendios, la pandemia y ahora el volcán de La Palma todavía estemos tirándonos piedras de un tejado al otro por un partido de fútbol".
"Ojalá que sea el derbi de la canariedad. Después, "pío pío" y lo que quieras, pero que sea el derbi de Canarias. Lo necesitamos. Me avergonzaré muchísimo si empezamos con las gilipolladas de pueblo chico. Espero que sea el derbi de la canariedad y que gane Las Palmas, por supuesto", insiste Maccanti, tan directo siempre. Fundador de la peña "Amarillos por el Mundo", creada en 2014, apuesta por una romántica manera de vivir los duelos Las Palmas-Tenerife. "Hay una decisión personal de cada sobre cómo vivir la vida y el fútbol", matiza. En su caso, y en el del colectivo de aficionados del que tan orgulloso está de formar parte, solo cabe una manera: "Me encanta desplazarme a otras ciudades o ver camisetas de otros equipos en el nuestro estadio. Nos gusta ver el lado amable del fútbol, que gana por goleada frente a los grupos y colectivos que ven este deporte como un lugar donde expresar su violencia. Creo que la violencia en el fútbol y en el deporte debe ser erradicada. Hay cosas muchísimo más importantes y muchísimo más dolorosas que perder o ganar un partido de fútbol".
Ni que estuvieran unidos por un pequeño hilo tan fino que bien pareciera invisible, Sergio Maccanti defiende con pasión las tesis de Juani Marrero, otra distinguida aficionada de Las Palmas que aboga "por el buen rollo". El cambio empieza por nosotros, por la gente joven", insistió ella en Diario AS pese a determinados ataques de hordas cavernícolas. Maccanti pertenece a otra generación, excelente madurez la suya, mas comparte ideales. "Me parece una persona de esas que deberíamos clonar para tener muchas más de ellas. Se ha ganado sin motivo ninguno un pequeño matiz de animadversión tuitera. Que si está queriendo conseguir likes, que si narcicismo... Mira que hay bichos en Twitter, de verdad. El artículo transmite un sentimiento precioso", asegura. Una vez superado el sonrojo de este periodista, el interlocutor lanza un mensaje: "Lo de esta chica me parece un ejemplo. ¿Tú no has vivido fuera? ¿No sabes lo que son las islas en el mapa? Señores, que este tipo de peleas son de pueblo chico". Preguntas retóricas que cercenan cualquier añejo debate.
"Nunca ha pasado nada realmente grave".
Al menos en los derbis jugados en Gran Canaria, de los que almacena más conocimiento, Maccanti tampoco es que tenga demasiados malos recuerdos en temas extradeportivos. "¿Que si podemos vivir un derbi sin incidentes? Absolutamente de acuerdo. Nunca ha habido nada realmente grave si nos podemos a pensar", analiza. Como todo en la vida, los buenos llevan ventaja: "Lo habitual en los derbis sí puede ser que tengan cuatro descerebrados aquí y otros tantos allí. Pero la gran mayoría de las personas que lo vivimos lo hacemos desde la rivalidad deportiva pero con un grado elevado de cordura. Creo que el derbi canario no es sinónimo de violencia en absoluto. Salvo algunas anécdotas, no lo veo como un derbi violento".
Hombre cabal donde los haya, su argumentado, humilde y tranquilo discurso le lleva a afrontar sin ambigüedades el debate entre el comportamiento en las gradas durante un partido de fútbol y uno de baloncesto. "Fútbol y baloncesto son dos deportes que despiertan grandes pasiones, pero creo que la afición del fútbol es un punto más fanática. Te hablo desde el desconocimiento, ¿eh?", aclara. Pero al César hay que darle lo que es suyo: "Tengo una gran simpatía por el Granca, pero no siento esa pasión desmedida que tienen algunas amigas y amigos. Lo que vuelve loquita a esta isla, con todo el respeto a la afición del Granca, es Las Palmas. Hay una gran diferencia. La pasión se desata con la UD. También con el Granca, pero no puedo ser imparcial. La gran pasión de esta isla es la UD, y creo que los aficionados del Granca están de acuerdo conmigo".
"El gol de Marioni desató la rabia"
En la memoria de Sergio, los recuerdos más sonoros del derbi le hacen viajar, ineludiblemente, al Estadio Insular. "Veía mucho más activismo en las gradas que ahora", rememora con melancolía. Con cierto pesar, reconoce que "en el 'egesé' solamente hay algo perpetuado en el grupo Ultra Naciente y alguna que otra iniciativa más, pero de resto no se ve mucho color". "Creo que portar en un estadio los colores del equipo es parte de la seña de identidad", afirma con rotundidad. De aquella sana creencia se gestó el ondeamiento de la bandera que siempre le acompaña. Esta es su particular historia: "Mandé a diseñar una bandera que fuera original, aquella que ondeó por primera vez en la Peña La Vieja, en plena playa de Las Canteras. Y luego mi peña, Amarillos por el Mundo, fue la que me regaló la bandera que me gusta ondear en la Grada Sur. Estábamos hablando del año del 'Cordobazo', cuando nacimos, en verano de 2014. Dos años antes ya estaba ondeando la mía, que se la regalé a un niño en uno de nuestros viajes a la Península".
De los derbis jugados en Gran Canaria, hay varios goles que todavía se reproducen en su memoria con total exactitud. "El de Marioni en 2002, los de Márque o Vicente Gómez en el descuento...", evoca. "Cuando jugamos allá, cada desplazamiento ha sido espectacular. Aquel partido que acabó en un apagón en Santa Crz fue mítico. Sin duda, cuando hablamos de derbis, la rabia del aficionado amarillo nace en el gol de Marioni, cuando el Tenerife estaba desahuciado y nosotros también acabamos bajando", afirma.
Cualquier conversación con Sergio Maccanti da para mucho, y más. Nos quedamos sin tiempo. O casi. Nos queda el justo para que lance un
simbólico mensaje de despedida. "En nuestro escudo hay cinco clubes fundadores y ninguna referencia a Tenerfie. Somos la Unión Deportiva Las Palmas y nuestro único rival somos nosotros mismos. Tenemos que sacar nuestra mejor versión en césped y grada. El CD Tenerife es otro club, y nosotros no tenemos que compararnos con nadie", enfatiza. Y añade:
"Compararnos con otro club de la isla vecina para mí no tiene sentido. Somos un club único, con una afición única, nuestro rival es quien se ponga delante en el césped. En la grada tenemos que disfrutar del fútbol, que bastantes penurias hay ya en la vida como para encima estar buscándonos una más. Hay que disfrutar un poco, tenemos una edad de disfrutar de las cosas y no buscar cada evento como una excusa para estar exaltando diferencias".
Por eso, y teniendo en cuenta las circunstancias actuales de toda Canarias y de los propios protagonistas, el duelo Las Palmas-Tenerife de mañana se presenta como "la excusa perfecta" para vivir "una fiesta del fútbol canario": "Si ampliamos el zoom, vemos que somos un grupo de islas chicas dentro de un océano muy grande. Quizás este derbi canario sea una maravillosa excusa para regalarle al archipiélago el partido que estas islas se merecen. Un derbi que nos haga sentir orgullosos: máxima rivalidad deportiva, pero sentimiento de canariedad en la grada. La inmensa mayoría de los canarios queremos vivir en paz, disfrutar de la vida y seguir adelante intentando ayudarnos como pueblo solidario que somos. No hay más. En un derbi canario, que gane UD siempre. En la orilla contraria dirán lo contrario. El derbi tiene que ser lo que siempre fue: una fiesta del fútbol canario". De todos y para todos. Si el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importante, tampoco hay por qué darle más.