Kessié: hijo de militar, fan de los bolos y objetivo del Madrid...
El pivote del Milan, que el club blanco pretende a coste cero en junio, tiene una Fundación en Costa de Marfil y no olvida sus raíces: cuando regresa juega en sandalias.
El Real Madrid quiere músculo y quiere que se lo dé Franck Kessié. Un futbolista de pulmones, que superó una infancia donde perdió a su padre con sólo 11 años, una llegada a Italia donde tuvo que aprender en un rincón de la Emilia-Romaña y desde allí ser el sustento de sus cinco hermanos mayores. Hoy, con 24 años, está tasado en 55 millones de euros... aunque el Madrid lo quiere gratis en junio porque acaba contrato con el Milan.
Kessié es de Ouragahio, una región recóndita (36.000 habitantes) del sur de Costa de Marfil donde, por cierto, también nació Serge Aurier, el flamante último fichaje del Villarreal. Los Kessié perdieron pronto al padre de familia, de profesión militar, por una enfermedad.
Cuando fue llamado a filas por la absoluta costamarfileña con 17 años recién cumplidos pasó a entrar en el ojo de un club por entonces visto como una amenaza menor, si no inexistente, la Atalanta. El jefe de la sección juvenil del club bergamasco, Maurizio Costanzi, insistió en ficharlo para dotar de fortaleza física más pronto que tarde al primer equipo. A Gasperini se lo metió pronto en el bolsillo. Una cesión rápida en el Cesena y los piropos del maestro atalantino: "Este chico tiene una gran personalidad". Tanta que ha terminado en el Milan y ahora arriesgándose a rechazar una renovación de 6,5M€ anuales para testear qué le ofrece el mercado desde el 1 de enero como futuro agente libre.
Con Yayá Touré como modelo a seguir, según sus propias palabras, Franck Yannick Kessié vive a 7.300 kilómetros de su pueblo entre los lujos de la Galería Vittorio Emanuele II milanesa y su afición a ir a la bolera, pero no olvida de dónde viene. Tiene una Fundación en su país para ayudar a jóvenes futbolistas, homenajea habitualmente a su padre (en ocasiones celebra los goles haciendo el saludo militar) y le gusta retornar a donde empezó todo. Hace unos años, siendo ya profesional en Italia, subió a sus redes una fotografía jugando al fútbol en su pueblo. En piso de tierra, con una camiseta del Den Haag holandés, unos pantalones de un compañero de selección y lo mejor de todo, le dejó sus botas a un compañero y jugó con sandalias.
Acusado de ser ¡cinco años mayor!
La precocidad de Kessié le ha conducido a estar, en una ocasión, cuestionado por su edad. Fue en el Mundial Sub-17 de 2013. Le marcó un gol a Marruecos y la federación marroquí respondió elevando una queja a la FIFA alegando que el centrocampista nació en realidad cinco años antes (el 1 de enero de 1991) de la edad oficial (19 de diciembre de 1996). La queja vino fundamentada por una ficha en la página web oficial de la Federación de Costa de Marfil en la que se le asignaba esa primera fecha y, por tanto, Kessié se estaba pasando por un Sub-17 cuando en realidad tenía 22 años. Aprobadas las pruebas pertinentes, la FIFA aceptó las explicaciones de la selección costamarfileña y el pivote pudo seguir compitiendo tranquilamente.
Unas sospechas que pertenecen al pasado y que no emborronan el presente de un portento físico y orgulloso padre de dos críos uno de los cuales, para más guiños del destino en el horizonte madridista, se llama Prince Kylian...