Caminero: "Los Atlético-Barça de mi época eran partidos eléctricos"
El quiebro de Caminero a Nadal es uno de los grandes regates de la historia del fútbol español, como la cola de vaca de Romario a Alkorta, la lambretta de Djalminha a Karanka...
¿Recuerda qué día aconteció su inolvidable regate a Nadal...?
No.
Respuesta rotunda, adornada de una media sonrisa que obliga a recrear la escena. Los protagonistas, José Luis Pérez Caminero (Madrid, 1967) y Miguel Ángel Nadal. 20 de abril de 1996. Camp Nou. Jornada 37 de un Campeonato de 22 clubes y 42 jornadas. Los de Antic llegaban con tres puntos de ventaja. Los de Cruyff tenían que ganar o ganar para seguir aspirando al título. El partido avanzaba por el minuto nueve y pico…
¿Es usted consciente de que se recuerda más su regate que el gol en sí?
Sí, pero se recuerda más porque acabó en gol, de lo contrario no se recordaría tanto. Aquello nos valió para comenzar ganando un partido que para nosotros era vital si queríamos ser campeones. Terminamos venciendo 1-3. Parece que quién metió el gol fui yo y no, fue Roberto. Somos buenos amigos y en alguna comida se ha cabreado de verdad. Lo que le molesta realmente no es que se hable más del regate que del gol, sino que se diga "el gol de Caminero" porque lo metió él. No me lo echa en cara, lo lleva 'graciosamente'.
"El quiebro a Nadal fue el regate de mi vida porque acabó en gol de Roberto"
También regateó usted al árbitro, Prados García.
En esa jugada hay un condicionante importante, que Nadal se resbala. Junto cuando hago el quiebro, en el amago, se resbala. Y al árbitro le tengo que regatear también porque él tampoco pensaba que podría salir por ese lado. Casi lo atropello. La sorpresa fue morrocotuda para ambos. Es un regate que entrenábamos con Kunovac, el segundo de Antic. Todos los miércoles teníamos media hora en la que ensayábamos regates, pases, controles… Y esa jugada era una de las que hacía yo especialmente. Luego, lo difícil, es que la inspiración salga en un partido y salió perfecta. Amago que me voy a ir hacia dentro, hacia mi portería; él lo adivina y entonces se coloca en la posición idónea para robarme el balón. Entonces lo que hago es una especie de bicicleta y me vuelvo hacia atrás. Al rectificar es cuando se escurre.
Es el regate de su vida ¿Dónde está el mérito? ¿En cómo protege el balón con su cuerpo? ¿Cómo lleva a Nadal hacia la banda?
Sí, puede ser que lo sea, pero es un poco de todo. Depende de las circunstancias del partido, de la importancia, del rival, de que termine un gol. Yo vi una parecida de Zidane en Valladolid y de la que no se habló tanto porque no acabó en gol. La verdad es que no entiendo qué pintaba en esa zona del campo porque no era la mía. Él intenta adivinar lo que yo voy a hacer y yo en ese momento decido hacer todo lo contrario.
"Es gratificante que el regate saliera en una película de Almodovar ('Carne trémula')"
El lunes siguiente se reencuentra con Nadal en la Selección. ¿Qué le dice?
Nada de nada. Como si no hubiera pasado nada el sábado. En aquella Selección de Clemente teníamos muy buen rollo y no era cosa de…
Ese regate fue llevado al cine. En una película de Pedro Almodóvar, 'Carne trémula'. El diálogo era cortito y al pie. Liberto Rabal: "Joder como le rompe la cintura". Javier Bardem "El Caminero es la hostia… olé tus huevos".
Me llamaron del club para decirme que habían pedido las imágenes. Me invitaron al pre estreno pero no pude ir porque jugábamos y fui a ver la película a la semana siguiente… Supongo que sería un complemento ideal para la escena que estuvieran rodando. Fue un poco chocante. Hablé con su hermano Carlos, pero con Javier, nunca. Es un buen recuerdo. Es gratificante salir en una película de Almodóvar.
Los Barça-Atlético y viceversa de su época eran todos partidazos. Goleadas por ambos lados, empates con muchos goles. Una estadística señala que en esa década se jugaron 35 partidos y se marcaron 145 goles, a cuatro por partido.
La gente se divertía mucho, desde luego. Eran partidos muy rápidos, muy eléctricos, muy de ataque, poco control del juego, transiciones muy rápidas y con muy buenos futbolistas, claro. Éramos dos equipos muy abiertos, con mentalidad de atacar, de llegar rápido a la portería. Nosotros jugábamos con la línea casi en el medio del campo. Ellos prácticamente igual con su 1-4-3-3. Eran partidos incluso demasiado abiertos. Ahora es complicado ver encuentros como esos. En uno llegué a ir perdiendo 0-3 y ganamos 4-3. Y en otro, ir ganando 0-3 y 2-4, con cuatro goles de Pantic, y perder 5-4… Algo que recuerdo muy bien es que en esos partidos tanto el Camp Nou como el Calderón estaban siempre llenos.
"Antic nos metió la idea de que teníamos que jugar bien al fútbol"
A usted el Barça se le daba muy bien. En la Liga, en nueve partidos le marcó cinco goles y en cinco de Copa, otros dos.
No era casualidad. Su forma de jugar se adaptaba muy bien a mis cualidades. Espacios, velocidad, técnica, balón al hueco, uno contra uno… Condicionantes especiales. Encaraba muchas veces y dependía de mí mismo, de mi habilidad. En otros partidos tenía siempre dos jugadores cerca. En esos la verdad es que me sentía más inspirado y eso que era también en los que más trabajaba porque tenía que seguir a mi lateral, que solía ser Sergi Barjuán, que era muy rápido. Entonces no se medían los kilómetros que se hacían, pero en esos partidos no se paraba de correr, era un ida y vuelta constante.
¿Qué tenía futbolísticamente hablando aquel Atlético del doblete del 96?
Algo que los dos años anteriores, en los que yo ya estaba, no habíamos tenido. Queríamos jugar bien al fútbol. Antic nos metió esa idea en la sangre. Manejar la pelota, hacer jugadas como de la que hemos estado hablando. Jugar, como se hace ahora, desde el portero hasta el delantero. No le gustaba el pelotazo. Lo que le gustaba era que tuviéramos el balón, que hiciéramos desdobles, permutas, triangulaciones…
"Con mis condiciones podría haber hecho más de lo que hice".
El Atlético-Barça de esta noche apunta alto…
El Atlético es claro candidato a ganar la Liga. Tiene mucho bueno donde elegir. El Barça me plantea muchas dudas, está en un proceso de cambio, con problemas económicos y este tipo de problemas repercute mucho en las plantillas. Venimos de una pandemia. Todos los clubes se están reseteando y de alguna manera puede incluso ayudar al fútbol. Se va a vivir ya de una realidad. No de lo que puedas tener mañana, sino de lo que tienes hoy.
Usted que ha estado en el Atlético como director deportivo (2011-18), puede atestiguar que nunca ha tenido una plantilla como la actual.
Los clubes más ricos son los que mejores plantillas pueden hacer y sobre todo los que hacen las cuentas al céntimo, como es el caso. Cuando yo llegué al club en 2011 tenía 90-92 millones de euros de presupuesto. Ahora anda por los 500. La plantilla va en relación al presupuesto. Cuanto más dinero tengas para fichar seguramente ficharás mejores jugadores.
Usted fue compañero de Simeone. ¿Se podía imaginar que iba a llegar donde ha llegado como entrenador?
Sí. Son cosas que se ven. Se le veía manejar todo, cómo lo vivía, manejaba los tiempos, preguntaba, corregía, entendía cómo jugaba el equipo. Le apasiona el fútbol, es una profesión que lleva en la sangre. Por eso tiene ese éxito. Vive las 24 horas para el fútbol.
"¿Entrenador? No tengo aptitudes para aguantar a 25 cabrones".
También fue compañero de Luis Enrique, ¿también se veía que tenía un entrenador dentro?
No. Para nada. Lo que sí tengo muy claro ahora es que tiene sus ideas propias, sabe lo que quiere, lo que busca, pero entonces no le veía como a Simeone, o como a Guardiola. Pep apuntaba todo, preguntaba todo. Hablaba muchísimo con los entrenadores, con los preparadores físicos, con los segundos. Luis Enrique me sorprendió mucho y para bien cuando cogió el filial. Empecé a verlo y me encantaba su forma de entender el fútbol, su forma de llevar el vestuario, como manejaba los jugadores, los tiempos.
Sin embargo, a Caminero no le dio nunca por los banquillos…
Nunca. Tengo todos los títulos que se pueden tener, pero siempre me gustó más la dirección desde los despachos. Cada uno ve las aptitudes que tiene y yo no tengo aptitud para manejar a 25 cabrones. Mi forma de entender el fútbol, de sentirlo, mi temperamento, me permite saber si puedo manejar un vestuario o no y eso es muy complicado. No tengo esas aptitudes.
Siempre pensé que usted fue un muy buen pelotero, que ganó títulos, que jugó un Mundial (1994) y una a Eurocopa (1996), que pudo jugar un segundo Mundial (1998) … pero me daba la impresión que se quedaba algo dentro, de que no daba todo lo que podía dar para sus grandes cualidades… Que no fue todo lo que pudo ser.
Yo también tengo esa sensación…
Y si lo sentía ¿por qué no lo dio entonces?
No lo sé. A lo peor en el momento, en la vorágine que estás, no te das cuenta de lo que acontece. Ahora echo la vista atrás, hablo con la gente, trato con los jugadores, y me digo que si yo hubiera tenido las ganas de Cristiano, ese saber, ese querer, ese demostrar lo que tienes, seguramente hubiera demostrado más y conseguido cosas que estaban a mi alcance.
Los jugones siempre han sido así. Un tanto anárquicos, indolentes, medio genios; un día sí, mañana, no…
No somos constantes. Esa es la palabra. No nos planteamos esto cada día como un reto. Yo me planteaba el fútbol como una diversión, divertirme yo y divertir al aficionado. No entendía muchas cosas. No me gustaba presionar, no me gustaba tirarme al suelo y si me tiraba es porque no quedaba otra. Solo me gustaba tener el balón y atacar, que el balón circulara rápido, regatear, tirar paredes, caños, sombreros… Hacer una vaselina al portero, hacer pases de tacón.
Hablamos de un estilo de jugador muy técnico, jugón… y resulta que en el Vicente Calderón le cantaban: "Caminero, Caminero, tienes más cojones que el caballo de Espartero". Todo ello al ritmo del cantaor flamenco Antonio Molina…
Sería porque pegaba la letra y la música… Yo no era de dar patadas, todo lo contrario, pero cuando me calentaba, daba patadas a diestro y siniestro y me expulsaron demasiadas veces para la clase de jugador que era (18).
Si pudiera elegir un deseo, pediría poder jugar un partido en este fútbol actual.
Elegiría jugar con una serie de jugadores que no pude jugar. Con Messi, o mejor dicho contra Messi, contra Cristiano… Mejor como rival. Como compañeros, también, pero cuando los valoras más es cuando los tienes en contra, no cuando los tienes a tu favor.
¿Qué hace ahora?
Después de ser director deportivo de Málaga (2018-19) no he hecho nada más de fútbol. Llegó la pandemia y ahora estoy volviendo a meterme. Quiero seguir vinculado en esos puestos de gestión. Voy a empezar a trabajar con Manuel García Quilón, mi padre futbolístico, que siempre ha estado conmigo y siempre puedo aprender. No he dejado nunca de ver partidos, jugadores. Se ve más fútbol casi cuando estás fuera que dentro. Nunca lo he dejado. Pregunto todo. Ahora soy un preguntón. De jugador no lo era, pero ahora me paso el día viendo los por qué, los para qué, los métodos. Veo formas de entrenar, de confeccionar una plantilla. El fútbol va evolucionando día a día. Lo que hace seis meses era bueno ahora no lo es. Hay que apoyarse en las nuevas tecnologías.