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DEPORTIVO 1 - SD LOGROÑÉS 1

La fe de la SD Logroñés deja congelado Riazor

Miku adelantó al Deportivo en el 18' y los coruñeses, con dos palos de Quiles, pudieron sentenciar. No lo hicieron y Ledo empató en la última jugada en el 94'.

Partido Deportivo de La Coruña -  Logroñes. gol Logroñes Mackay
Jesus Sancho (Sanchofoto)Diario as

Volvía el Deportivo a Riazor después de sufrir la primera derrota de la temporada ante Unionistas pagando además el peaje del liderato. La pregunta era cómo reaccionaría el equipo coruñés a su primer traspiés. Y la respuesta fue un duro golpe. Los coruñeses se adelantaron el marcador pronto, tuvieron dos palos y varias ocasiones para sentenciar, pero no lo conseguieron. Hicieron méritos para más, pero también es cierto que el UD Logroñés también los tuvo. Tuvo personalidad y, sobre todo, fe. Fe porque no bajaron los brazos en ningún momento y lograron el empate en la última jugada, en un cabezazo de Ledo que fue la semana pasada el héroe ante el Talavera y repitó en Riazor. Subidón visante y un Riazor congelado con el golpe, pero que también reaccionó aplaudiendo a los suyos pese a todo.

Una de las costumbres del Deportivo esta temporada es la de madrugar con el gol, de golpear casi desde la caseta. Y los blanquiazules mantuvieron la tradición, dejando esta vez el crono en 18 minutos. El asistente, como la semana pasada, fue Héctor. El matador, esta vez, Miku. Tercero del venezolano y pique’ de Quiles, que dos minutos después estrelló un gran remate desde fuera del área en el palo. Duro golpe para la SD Logroñés, que había salido al encuentro jugando desde atrás, presionando la salida de balón y sin complejos por el ambientazo de Riazor. Tras la bofetada el partido volvió al inicio, a un duelo con dos equipos más cómodos con balón que distraen por dentro y atacan por fuera. Todo parecido menos el diente, que era local siempre, como demostró de nuevo Quiles en el 40’ con un cabezazo tras un córner que escupió el larguero. Y es que pese a las buenas intenciones visitantes, Mackay se marchó al descanso sin tener que realizar ninguna parada.

Como si en el vestuario hubiese algún tipo de poción mágica, el Depor arrancó también la segunda parte volando hacia el segundo gol. Fueron dos claras ocasiones en un suspiro, Una en una contra de libro y otra tras un error en la salida de los riojanos, para un Miku que esta vez perdonó. La grada disfrutaba, pero el Logroñés tampoco lloraba porque, visto lo visto, el partido estaba más que vivo con un solo gol de diferencia. Y de hecho el duelo se abrió más, con un Logroñés que comenzó a llegar y avisar ante un Depor que quería bajar las revoluciones y recoger la cosecha. En el minuto 80 Ander por fin probó a Mackay en un peligroso remate dentro del área. Y en el 93, después de que Doncel pudiese sentenciar de nuevo, los de Raúl Llona demostraron su fe, su convencimiento y tuvieron el empate con una doble ocasión sin premio. Todo parecía acabado, pero no, faltaba un minuto, un suspiro para que Ledo hiciese saltar la banca. Tanto, que ya ni se sacó de centro.