El 'milagro' Unionistas: de jugar en barro, a liderar la Primera RFEF
La remontada ante el Deportivo llevó a los salmantinos a colocarse primeros en una carrera meteórica desde su fundación hace menos de una década.
El 14 de diciembre de 2014, Unionistas pisaba por primera vez el Reina Sofía. Lo hicieron como visitantes, ante el decano del fútbol charro (el Real Salamanca Monterrey) y en medio de un barrizal. Los blanquinegros ganaron por 2-3 y el tanto ganador de Nacho Sánchez provocó el delirio de medio millar de seguidores en la única grada de la que disponía el campo.
Este 26 de septiembre, los blanquinegros lograron el liderato de la Primera RFEF. Lo hicieron en un Reina Sofía remodelado, que ahora es su casa, con césped artificial, cuatro gradas y casi tres mil personas presentes. Y remontaron ante el todopoderoso Deportivo de la Coruña, que llegaba a Salamanca con un expediente impoluto. Salinas empató en el minuto 23, el minuto en el que los aficionados de Unionistas ondearan sus bufandas y cantarán el himno de la UDS. Después, Espina hizo que el Reina Sofía explotase de alegría con el tanto de la remontada.
Unionistas es un club alegre y participativo. Que genera 'buen rollo'. Pero nace del dolor. El dolor de los aficionados que perdieron a la extinta Unión Deportiva Salamanca. Pero también con la firme convicción de no repetir los errores del pasado. Por eso, el club es el estandarte del fútbol popular. Con un modelo democrático, los socios han elegido el nombre, el escudo, la equipación y también el precio cada año del carné. Una 'rara avis' dentro del negocio del fútbol. En el club cuentan con un grupo de voluntarios que trabajan de forma altruista. Todo, por amor al club.
Si de algo no entiende Unionistas es de límites. Hace siete años daba sus primeros pasos en la categoría más baja del fútbol español. Ahora, lidera la Primera RFEF. Incluso, llegó a poner en problemas al Real Madrid en Copa del Rey. Todo en un tiempo récord. Como dice su lema: "Hacia las estrellas, por el camino más largo". Próxima parada: Valladolid.