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BARCELONA

De Jong, descrédito en aumento

Sus tres primeros partidos no han convencido. Ni como titular ni como revulsivo ha sido capaz de hacer gol en los partidos para los que teóricamente se le fichó.

Luuk de Jong, en el partido ante el Cádiz.
AFP7 vía Europa Press

Luuk de Jong (27-8-1990) ya tenía detractores antes de ponerse por primera vez la camiseta del Barça. Sus 19 goles en 94 partidos con el Sevilla parecían pocos a ojos de muchos críticos para llegar al Camp Nou. Y sus primeros 180 minutos de azulgrana no han hecho sino aumentar la animadversión de los que no creen en él. Pese a que en Cádiz mejoró algo las prestaciones demostradas ante Bayern y Granada, partido en el que falló un gol increíble e hizo un amago de chilena que bordeó la comicidad, en el Nuevo Mirandilla tampoco marcó. Y para partidos como el de Cádiz o el del Granada apostó Koeman por De Jong. Abrelatas para defensas cerradas. De momento, Luuk no ha demostrado serlo.

Fichado en las últimas horas de mercado cuando se cerró el acuerdo con el Atlético por Griezmann y Gil Marín ninguneó a Laporta con Joao Félix, Luuk de Jong fue una petición de urgencia de Koeman, al que no le salían las cuentas por ningún sitio. Sin Messi y Griezmann, perdía 58 goles y 27 asistencias que nadie sabe de dónde saldrán este año.

Para Luuk de Jong, el inicio de temporada se presentaba como una buena oportunidad. Con Ansu y Agüero lesionados, iba a tener minutos para meterse en el bolsillo a la afición y demostrar que, al menos, era un jugador útil para el Barça. De momento, no lo ha conseguido. Contra el Bayern demostró que no es un jugador de súper-élite, ante el Granada estuvo falló y contra el Cádiz sólo dejó una buena asistencia a Memphis que su compatriota mandó al limbo. Y las oportunidades se le acaban. Para este domingo se espera la reaparición de Ansu, que aunque no será titular va a tener las oportunidades que desee para ir entrando en la dinámica del equipo. De Jong no sabe si las suyas volverán. Para él, el partido ante el Levante puede empezar a ser ya una penúltima oportunidad. Y el Camp Nou está de uñas.