Conexión argentina en Nervión
El triunfo ante el Valencia reflejó un gran nivel de Montiel, Ocampos, Lamela y Papu Gómez. Lopetegui encuentra más intensidad en su dibujo.
La huella argentina quedó grabada en el triunfo del Sevilla ante el Valencia. Montiel, Ocampos, Papu Gómez y Lamela aparecieron en el once inicial de Julen Lopetegui y los cuatro reflejaron una buena versión que ayudó al equipo a mostrarse más consistente y más intenso sobre el césped respecto a duelos anteriores. La racha sin ganar dio paso a una victoria que eleva las sensaciones del equipo y entrega más crédito a un técnico que confía en repetir los éxitos del pasado reciente en Nervión. La brillantez de los argentinos tuvo mucho que ver en la reacción e impulsa la confianza en que el plantel pueda entregar una mejor versión de lo visto hasta ahora.
Papu fue el primero en aparecer en escena. Lo hizo con un desmarque al espacio y un gol al primer toque que deja clara una realidad: resulta más incisivo y peligroso cuando Lopetegui lo coloca entre sus tres medios, situado como interior y con libertad para moverse hacia el ataque además de crear desde atrás con balón. Su rol estuvo alejado del de otros envites, cuando se pegó a la zona de ataque por el flanco izquierdo e intervino muy poco en el juego de su equipo. El asistente fue de nuevo Lamela, que también estuvo en muchas jugadas de ataque de su equipo buscando a sus compañeros desde los extremos y demostrando que es uno de los hombres más en forma del Sevilla. Se ganó un sitio en el once de Lopetegui y no pretende soltarlo en los próximos choques.
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También resultó positiva la puesta en escena como titular de Montiel. Apenas había jugado algunos minutos poco significativos desde que llegó y esta vez Lopetegui lo colocó en el carril diestro para dar descanso a Jesús Navas. No resultó imprudente la elección. Fue intenso y estuvo firme a nivel defensivo pese al peligro que el Valencia tenía en sus filas. El cuarto invitado argentino fue Ocampos, que regresó al fin a la titularidad para coger más ritmo de juego tras estar fuera por lesión varias semanas debido a una lesión llena de misterio. El extremo es una pesadilla para todos los rivales pese a que aún no está en su mejor momento físico: desequilibra, se atreve y resulta un aval en el trabajo defensivo. Lopetegui tiene razones para creer.