Griezmann, y la vuelta a un vestuario donde te quieren
Regresa con la diferencia de recibimiento de lo que dejó en Barcelona, donde no llegó a encajar. En Madrid están Koke, Simeone... Ya se ha cortado el pelo.
Nada más llegar al Cerro lo primero que recibió Antoine Griezmann fue un apretón de manos. Un gesto cariñoso, puede parecer una tontería, pero no, no lo es. Porque en los dos años que pasó fuera, precisamente, esa fue una de las cosas que le faltó: llegar al vestuario y ser recibido de brazos abiertos. En Barcelona la zancadilla se la puso él mismo, con La Decisión 1, decir que se quedaba en el Atleti después de que figuras como Leo Messi bendijeran públicamente su llegada. Aquel no que un año más tarde fue sí no logró remontarlo. En el vestuario del Barça, Griezmann, que es un tipo de verdad estupendo, se ceñía a un grupo, el de los franceses. Era la primera vez que algo así le pasaba. Él, que se llegó a vestir de Papá Noel en el vestuario de la Real para repartir regalos. Él, que fue capitán y uno de los más queridos, desde fuera pero más dentro, del vestuario del Atlético. Una sensación que la distancia no hizo más que acrecentar. Sólo hay que fijarse en todas sus fotos del día de hoy: la sonrisa que lleva se le sale de la cara, lo ocupa todo.
Él mismo lo relataba en su biografía 'Detrás de una sonrisa': necesita ser feliz para jugar bien. Suena a tontería pero es realidad. Si no es feliz la bota se le desconecta de la cabeza, las cosas no salen. Y en Barcelona, quizá porque nunca sintió que allí, en ese vestuario, estaba su sitio, nunca lo logró. Desde que se anunció que regresaba al Atlético, Francia lo ha celebrado. Tres goles en este parón, una actuación estelar y algo que le pedía la afición medio broma medio en serio: un corte de pelo. El primer Griezmann en el Atlético fue el de la cresta, el de los 'looks' locos. El último el desgreñado buscando parecerse en la foto a ese ídolo de chico, Beckham. Esta mañana, después de la primera sesión regenerativa y antes de la firma, tuvo tiempo para pasar por la tijera. Cuando pisó el Wanda se parecía a aquel primer Griezmann mientras una frase se colaba en los trending topics en España: Se lo ha cortado.
El apretón de manos cariño en el Cerro fue de Savic, uno de los jugadores que siguen dos años después de la marcha del francés al Barcelona. Su marcha fue a la vez que la de los últimos primeros campeones del Cholo (Godín, Juanfran y Filipe) lo que provocó una regeneración, en palabras del Cholo 'transición' con muchas caras nuevas (Llorente, Felipe, Lodi, Hermoso, Trippier...). Pero los que quedan, los que siguen de entonces son ocho (Oblak, Savic, Vrsaljko, Giménez, Koke, Lemar, Correa, Carrasco) y todos pesos pesados. A Luis Suárez lo conoce del Barça pero ahora todo puede ser distinto. Allí no terminaron de encajar tampoco, como con Messi, aquel no pero sí de 'La Decisión'. Aquí, en la rentrée, es Griezmann quien tiene a su favor a los jefes del vestuario, Koke y el Cholo. Todos estaban deseando gritarle eso de 'Bienvenido a casa'. Savic se lo trasmitió en ese apretón de manos.