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FIORENTINA 0 (4) - ESPANYOL 0 (2)

Homenaje a Jarque hasta el final

Cayó el Espanyol en la tanda de penaltis, evocando la final europea que en 2007 jugaron el eterno capitán y Puerta. La Fiorentina dedicó su triunfo a Astori.

Raúl de Tomás en el Fiorentina-Espanyol.
Carlos MiraRCDE

Justo iba a caer el minutero sobre el 21’. Ajenos a ello, combinaban entre Callejón –compañero de Jarque aquel 8 de agosto de 2009– y Vlahovic para que Bonaventura rematara a placer. O no, porque David López, con el brazalete de capitán envolviendo su brazo izquierdo, con ese número 21 pegado a la piel, aparecía providencial para tirarse al césped y evitar el gol. Y ahí sí, se detuvo el juego y se sucedieron los aplausos de homenaje hacia Dani Jarque, igual que en el minuto 13 había sucedido con Davide Astori. Fue el primer instante poético de algo más que un partido. Un acto de apoyo a la investigación que debería evitar para siempre tragedias como las que sufrieron los capitanes de Espanyol y Fiorentina.

Porque el segundo momento poético, dado que en juego había un trofeo, la UnBeatables Cup, es que se tuvo que resolver en la tanda de penaltis, con las que el Espanyol guarda una histórica relación desde los tiempos de Leverkusen. Y de Glasgow, donde jugó Jarque, y también otra leyenda añorada como Puerta, del Sevilla. Ironías del destino, igual que en aquellas terribles tandas, se resolvió el partido en contra de los intereses de un Espanyol en el que solo fueron capaz de convertir dos canteranos –quizá otro guiño del destino–, Gori y Nico Melamed, mientras que de la Fiorentina anotaban todos, desde Vlahovic a Benassi.

En su primera visita a Florencia tras la fatídica tarde del 8 de agosto de 2009, hace 12 años, adquirió el compromiso tintes de ensayo general para los pericos. Sobre todo por la alineación dispuesta por Vicente Moreno, que salvo Darder –sancionado para el debut liguero, frente a Osasuna– bien podría repetirse en El Sadar. Con Sergi Gómez, contundente, estrenándose como titular. Con el mencionado David en la medular, a la espera de un mediocentro. Con Wu Lei en la banda izquierda, rivalizando con Nico Melamed, y con Melendo como enganche, habida cuenta de las molestias que dejaron a Dimata en tierra.

Si ese será el once, necesitará algo más de mordiente del que mostró de entrada en el Artemio Franchi, en un choque que empezó plomizo como la canícula y en el que el principal peligro del Espanyol, a medida que se sucedían los minutos, llegaba por la banda izquierda de Pedrosa, eléctrico como de costumbre, o quizá más espoleado por la intención del club de hacer caja con él. Entre la acción de Bonaventura salvada por David y otro chut de Saponara neutralizado por Diego López, poco más sucedió en un primer tiempo apático.

También le faltó ritmo a la Fiore, en la presentación en casa de Vincenzo Italiano, y sin Milenkovic –que apunta con fuerza al West Ham– ni el experico Pol Lirola, camino probablemente de una nueva cesión. Tampoco vistió de corto Nico González, quien tras conquistar la Copa América y degustar las vacaciones llegaba esta misma semana a la Toscana con las mochilas del fichaje más caro de la historia viola y del sempiterno Batistuta.

Como si se hubieran ido a dar una vuelta –como sí hicieron por la mañana– por la capital del Renacimiento, el que persiguen firmar en su retorno a Primera, se desperezaron los pericos en la reanudación, que supieron jugar en transiciones más rápidas y también moviendo el balón, con un centro del campo totalmente renovado. Y amenazando a Dragowski, quien tuvo que evitar a mano cambiada el disparo de Embarba de rosca en una falta lateral.

De las botas del extremo nació también un pase de la muerte al área pequeña al que no llegó por poco Raúl de Tomás y sí Wu Lei, pero demasiado forzado, por lo que remató alto. Era la réplica a un disparo cruzado de Vlahovic desde la frontal del área que se había marchado rozando el palo derecho de Diego López. Pero a Embarba le quedaba aún gasolina para, a siete minutos del final, asestar otro centro certero para que De Tomás rematara. Lo impidió, desequilibrándole lo justo, un leve empujón de Dalle Mura. Se desgañitaba el ‘pichichi’ reclamando penalti.

Aunque, para alarma, la que originó una falta en el centro del campo sobre Keidi Bare, quien se retorció de dolor y se tuvo que retirar sin haber jugado ni media hora, golpeando incluso el banquillo en un gesto de clara impotencia. Fue la última acción reseñable en los 90 minutos reglamentarios, antes de que la UnBeatables Cup se resolviera en los penaltis. En esa ironía para la memoria de Dani Jarque que no podía acabar de otra manera.