Barça e Ilaix: enrocados y sin vías de solución
El club, que sigue molesto con la actitud del jugador y sus agentes tras cinco meses de negociación, se mantiene inflexible: o renueva o jugará en el filial.
No parece que vaya a haber una resolución rápida del caso Ilaix Moriba. Al menos desde el Barcelona se transmite un pesimismo alarmante que invita a pensar que el centrocampista difícilmente empezará la temporada con el primer equipo. En el club consideran que la actitud de sus agentes está totalmente fuera de lugar, ya que no aceptan a negociar la renovación bajo ningún término. Y eso que llevan ya cinco meses buscando un acercamiento por parte del jugador y de su entorno, que desde la entidad destacan que no se ha producido en ningún momento.
Desde la dirección deportiva no se entiende esta obcecación por parte de Ilaix a la hora de las negociaciones, ni tampoco que no quiera ni escuchar la oferta que le ofrecen: una ficha del primer equipo y la posibilidad de entrar en dinámica de los ‘grandes’ desde el primer día.
Esta actitud tan desagradecida es la que ha llevado al Barcelona a tomar una decisión inflexible: Ilaix no jugará nunca más en el primer equipo, pasando un año entero en el filial de Sergi Barjuan, que por cierto también le ha dejado bien claro que mucha ‘bola’ no le va a dar, ya que en los dos primeros amistosos de la pretemporada ni ha entrado en la convocatoria.
En el club además no entienden la falta de empatía del jugador, que finaliza contrato el próximo 30 de junio del 2022, cuando otros canteranos que tenían también sus contratos a punto de expirar han aceptado la nueva reformulación del club, como es el caso de Nico González y Alejandro Balde.
Al jugador le han hecho ver que Koeman cuenta con él en las distintas reuniones que han mantenido y que tendría un lugar destacado en la pizarra del técnico holandés, pero ni todos estos cantos de sirena le han hecho cambiar un ápice su opinión. Así pues, si la situación no acaba desencallándose de aquí a un mes, el jugador podría dar un paso muy importante en su progresión. Y es que no jugar todo un año para un jugador de 18 años es un golpe mortal a su carrera.