El Racing da un paso en la dirección adecuada ante un Amore más espeso
Los vascos fueron un equipo reconocible, pero tuvieron menos chispa que los santanderinos. Se lesionaron muscularmente Bustos y Martín Solar.
El resultado en pretemporada es casi anecdótico. Incluso la dinámica de los partidos está condicionada por el plan de entrenamientos que lleva cada equipo (El Racing, por ejemplo, descansó por la mañana y el Amore entrenó), pero lo que es indudable es que acumular buenas sensaciones no hace daño a nadie. Y eso es lo que ha hecho hoy el Racing en Galizano. Ha estado bien y ha ganado, con chavales del filial que han llamado a la puerta, especialmente en la primera mitad, y con algunos detalles, un pase aquí, una parada allá, que sirvieron de aval para alguno de los nuevos. El Amore fue el Amore, pero más bajo de revoluciones de lo que en ellos es habitual.
El partido empezó con ambos equipos fieles a los recuerdos que dejaron de la temporada pasada, 4-2-3-1 el Racing, 3-5-2 los azules, pero con una diferencia fundamental, los racinguistas, especialmente los cuatro chavales de los costados, con mucha más chispa que los vascos. Cada cambio de ritmo de Jorrín y Mateo por la derecha o de Simón y Saúl por la izquierda era un puñal entre el costillaje del Amore. Los azules, sin embargo, a partir de los veinte minutos, se empezaron a encontrar y dieron señales de ser el Amore. Ya saben, saque en largo del portero, balones a la olla en cualquier falta, por lejana que sea, y, por supuesto, intensidad, ideas claras y juego aéreo. Igualaron el choque hasta que se equivocaron en una acción impropia de ellos.
En una falta a favor en su banda derecha, subieron a todo el equipo pero, por una vez, les dio por innovar y en vez de colgar al área intentaron filtrar un pase al extremo de ese costado. Pablo Torre, que hacía la barrera, cortó el balón y los de Vélez de Mendizabal tuvieron la mala suerte que se juntaron la calidad del de Soto de la Marina con tiempo y espacio y la salida del expreso de Bezana. Saúl García se marcó un esprín de 70 metros, Pablo se la puso con ventaja y Saúl picó brillantemente por encima de Roberto Santamaría. Poco después, Parera evitó el empate dejando su tarjeta de visita en un paradón pleno de reflejos ante un remate de cabeza soberbio de Etxaburu.
Guillermo Fernández Romo optó por cambiar a los once de salida en la segunda mitad mientras que Vélez de Mendizabal prefirió dar más minutos a su equipo inicial. Al míster racinguista le complicó un poco los planes la lesión de Bustos en el calentamiento (se retiró con molestias en el aductor de su pierna izquierda), lo que le obligó a improvisar un extremo izquierdo con Marcos Bustillo, que es centrocampista y diestro. Y que cumplió más que aceptablemente.
Sin la profundidad por los costados de la primera mitad y con Tienza y Villapalos menos cómodos con el balón que Íñigo y Sergio Marcos, el Racing fue perdiendo metros y el Amorebieta, que hizo los cambios gradualmente a lo largo del segundo tiempo, se fue haciendo con el control del juego. La entrada a la cancha arriba de Guruzeta y de, especialmente, Obieta (un jugadorazo para el Amore frecuentemente minusvalorado), que jugó caído a la derecha, dieron a los azules más sensación de peligro, aunque Lucas no llegara a intervenir. El gol, sin embargo, lo marcó Soko, en una buena combinación con Ceballos, en la primera ocasión que pisó el Racing el área de Santamaría en la segunda mitad. A partir de ese momento, el Racing se encontró más cómodo, pero, las cosas del fútbol, el partido acabó con un gol azul en la última jugada del choque.
Lo peor para el Racing, en un tarde que resultó prometedora para el proyecto de Romo, ante un equipo siempre serio como el Amore, fueron las lesiones musculares de Bustos, en el aductor en el calentamiento, y de Martín Solar, en el cuádriceps en la segunda mitad.