25 (o 50) años de Atlético de Madrid en una solapa
Finalizó la entrega de insignia de plata y oro a los socios rojiblancos en unas jornadas marcadas por el COVID y divididas en cuatro días.
El socio número 6.692 del Atlético agarra fuerte la mano de sus nietas, Nahia y Natalia, como antes su padre agarró la suya. Están en el Wanda Metropolitano en un día que cerrará los cuatro en los que el club rojiblanco ha realizado la entrega de insignias de plata y oro a los socios que cumplen 25 y 50 años. Una entrega que comenzó hace cuatro días, con el homenaje a Radomir Antic, fallecido en 2020, entrenador del Atlético en aquel año que durante tantos era el recuerdo más recurrente de los socios que esta tarde se aglutinan en el estadio rojiblanco, el del doblete, la 1995-96. Ese año en el que José Luis Guerrero Casares, el socio 6.692 del Atlético volvió a abonarse, hasta hoy. Su carné las ha visto de todos los colores, descenso incluido, hasta la llegada de los tiempos del Cholo en los que los recuerdos y la vitrinas se han arrancado el polvo y se han actualizado.
El domingo que pasa ante los ojos del socio 6.692 del Atlético se parece, un poco, a aquellos de antes de la pandemia, cuando los alrededores del estadio se llenaban de rojiblanco y expectación. En el aire esa sensación de reencuentro, esa pregunta: "¿Cuál fue tu último partido aquí?". Casi todos se fechan año y medio antes, año y medio terrible, de ausencias y estadios vacíos, en los que el Atlético dejó su nombre para siempre: la Liga 2020-21 es suya, aunque se viera por la tele. Esa Liga ante la que se forman largas colas en este domingo. Es el foco de todos los selfies. La foto que todos quieren.
El socio número 6.692 se hizo del Atleti por su padre. Le vino de cuna, de padre, "soy atlético de corazón porque mi padre nos enseñó que hay que sufrir en la vida", musita, con los ojos llenos de ese estadio que quiere seguir llenando de recuerdo como estuvo el Calderón. El 4-3 al Barcelona de Romario, aquella remontada en la que el Atleti ya estaba en su cartera, aunque fuese de manera intermitente, ir y venir. Su hijo, Francisco Manuel Guerrero Villa, puede decir lo mismo. Porque también recibirá ese honor en la solapa que esta tarde de domingo su padre y el resto de socios que les rodean: la insignia de plata y oro por los 25 y 50 años, respectivamente, de fidelidad al rojiblanco.
Buscar el nombre en el túnel de vestuarios, en el que el club ha escrito el de todos los socios, para que estuvieran cerca en este año de COVID, era otra las fotos que todos querían, más allá de LaLiga y esa que todos guardarán en la memoria: el momento de la entrega. Un diploma y la camiseta con un vale para serigrafiar el nombre eran regalos añadidos. Aunque para el socio número 6.692 la más importante es esa que va de su mano. Sus nietas. Que el legado continúe.