Si hay una selección pasando un mal momento en Sudamérica esa es Bolivia. Ha dejado de competir incluso en sus partidos en casa, en los que solía ser un rival incómodo por la altura. El fútbol ha evolucionado pero no el boliviano, que se ha quedado estancado y cada vez le cuesta más exportar jugadores nacionales a otras ligas del continente.

Con César Farías en el banquillo, la selección altiplánica busca un estilo. Una fórmula que le permita volver a luchar por grandes objetivos, aunque parezca una utopía. En la dirección deportiva son conscientes de que si quieren volver a complicar a las grandes selecciones del continente, necesitan una identidad definida que esté por encima de las individualidades.

El técnico apuesta por el torneo local y por algunos chicos Sub-23, consciente de que es clave que se fogueen contra grandes rivales. Cualquier proyecto se plantea a largo plazo y por ello es importante que los chicos jóvenes empiecen a cobrar importancia en el equipo. La doble fecha de Eliminatorias hace soñar un poco a la Verde, que disfruta de la segunda juventud Marcelo Martins.

El futbolista del Puebla mexicano es uno de los líderes del conjunto boliviano. Un mediocampista de calidad y con recorrido, capaz de ocupar mucho campo y de generar juego ofensivo. Además, es polivalente, una virtud muy bien valorada por todos los entrenadores. Ha sido una pieza fundamental para todos los entrenadores de Bolivia y también lo será para Farías. La única duda es donde lo colocará: en su primer encuentro jugó como extremo diestro, pero no sería de extrañar que se desempeñase como volante.

Un entrenador que siempre está rodeado de cierta polémica por su carácter pero que ha demostrado ser eficaz en sus métodos. Los equipos en los que ha estado han sacado resultados positivos gracias al juego práctico y competitivo que predica. El venezolano tiene experiencia dirigiendo a selecciones ya que fue técnico de la de su país durante cinco años. Se hizo un nombre en Bolivia dirigiendo a The Strongest con el que ganó un torneo Apertura. Afronta uno de los retos más difíciles de su carrera como entrenador.