La canarinha quiere afianzar su dominio en el fútbol continental y llegar de la mejor manera a Qatar 2022 a pesar de las dificultades sociales de esta Copa América.
La Brasil de Tite llega a esta Copa América después de la polémica de los últimos días, cuando la mayoría de jugadores no estaban dispuestos a disputar el torneo. Tras un arranque espectacular al mando del entrenador que había conquistado todo lo posible con el Corinthians (Brasileirão, Libertadores y Mundial de Clubes) antes de llegar a la selección en el verano de 2016, ahora la canarinha intenta revalidar el título obtenido en 2019 de nuevo como anfitriona, aunque en esta ocasión sin el calor del público.
Desde la eliminación en cuartos de final del Mundial de 2018 Tite ha tenido que aprender a vivir bajo las críticas por la falta de regularidad y consistencia de un equipo que no ha sabido gestionar las idas y venidas de Neymar y claramente ha sufrido con las lesiones y polémicas que han marcado la carrera de la superestrella del PSG. El delantero de 28 años ya ha jugado dos Mundiales con Brasil, pero sus únicos resultados relevantes con su país son la medalla de oro olímpica en 2016 y la Copa Confederaciones de 2013.
Hace dos años la canarinha logró ganar su primera Copa América en 12 años, primer título en seis años, y lo hizo sin Neymar que se lesionó en el último amistoso antes del torneo. Una conquista basada en la superación de un equipo que no enamoró pero consiguió el trofeo que mantuvo vivo a Tite en el banquillo verde e amarelo. El técnico gaucho ahora se juega algo más que intentar repetir el título. Busca convencer a sus dirigentes, prensa y aficionados que merece la oportunidad de liderar a Brasil en su segundo Mundial consecutivo. Con Neymar liderando a una plantilla joven que desborda talento, apostar contra Brasil es siempre un mal negocio.