Ecuador ha sufrido una auténtica metamorfosis desde la última Copa América. La Tri ha pasado de ser uno de los rivales más débiles de Sudamérica a ser uno de los más competitivos. La marcha del Bolillo Gómez abrió la puerta a los jóvenes que venían pisando fuerte en la Sub-20 de la mano de Jorge Célico, que intentó sentar esas bases durante su interinato en la absoluta. Ese testigo lo recogió, Gustavo Alfaro, que le ha terminado de dar su toque personal y a pesar de que no llega en su mejor momento tras las dos derrotas consecutivas en las Eliminatorias ante Brasil y Perú, la imagen mostrada desde su llegada es ilusionante. Plantó cara a Argentina, ganó a Uruguay y Bolivia y aplastó a Colombia.

La convocatoria del argentino ha sido toda una sorpresa, pues ha dejado fuera a algunos nombres con los que venía contando como Pedro Pablo Perlaza, Moisés Ramírez, Carlos Gruezo (por COVID) y Juan Cazares y ha incluido por primera vez a José Andrés Hurtado, de Independiente del Valle. También estará Damián Díaz, argentino naturalizado ecuatoriano, que puede oxigenar el centro del campo. Ecuador combina veteranía (Enner Valencia, Christian Noboa…) con la juventud de jugadores como Moisés Caicedo, Angelo Preciado, Piero Hincapié o Gonzalo Plata.

La Tricolor encara este torneo con unas exigencias distintas a las de la última vez. En 2019, fue eliminada en la primera fase quedando última de su grupo con tan sólo un punto. Ahora, debería superar sin problemas el grupo y optar a estar entre los cuatro mejores de la competición y por qué no, soñar con lograr la primera Copa América de su historia.

El jugador del Fenerbahce vuelve a liderar la convocatoria de la selección ecuatoriana y buscará guiarla hasta su primer título de Copa América. Máximo goleador de la Selección con 31 goles en 57 partidos, fue de lo poco rescatable de la Tri en la última edición del torneo. Debutó en 2012 y es un fijo en Ecuador desde las Eliminatorias rumbo al Mundial de 2014.

La elección de Alfaro como nuevo seleccionador no fue muy aplaudida en primera instancia. Sin embargo, con el paso de los meses el argentino ha conseguido devolver la ilusión a la hinchada ecuatoriana. Con una dilatada experiencia como entrenador, ganó 4 trofeos con Arsenal, incluyendo la Copa Sudamericana en 2007, y una Supercopa Argentina con Boca Juniors. En estos meses que lleva en el cargo, ha ido variando de esquema según el rival, por lo que no tiene un once fijo, por eso a veces se notan imprecisiones propias de jugadores que no están acostumbrados a jugar juntos. La Ecuador de Alfaro tiene un estilo muy pragmático, es un equipo de transiciones rápidas, que ataca con mucha rapidez y ejerce una gran presión, y además está bien organizado defensivamente.