Paraguay busca desde hace años una renovación de la selección que ha costado mucho trabajo y que no termina de dar sus frutos, aunque el equipo mantiene la competitividad gracias a su buen hacer defensivo. Aunque el equipo ha perdido categoría en los últimos años, cabe recordar que en 2011 fue subcampeón y en 2015 alcanzó las semifinales, en las Eliminatorias ha demostrado que con recursos limitados es capaz de luchar por una plaza mundialista.

Aunque la Albirroja es un equipo capaz de plantar cara a cualquier selección por su rigor táctico y agresividad defensiva, le cuesta mucho generar con la pelota y finalizar sus acciones. Desde que pasó el mejor momento de forma de goleadores como Cardozo y Santa Cruz, no existe un referente capaz de finalizar sus acercamientos de peligro, que en muchas ocasiones son limitados. En la pasada Copa América sólo anotó tres goles en cuatro partidos y uno fue de penal.

En los hermanos Romero y Almirón recaerá buena parte de la responsabilidad del equipo de media cancha hacia adelante. En defensa se asegura la sobriedad con Gómez, Alonso, Balbuena y compañía. El objetivo más optimista, el de repetir la final alcanzada hace 10 años. Para ello, Berizzo deberá exprimir las posibilidades de sus jugadores y confiar en el acierto en los metros finales.

Llegará a esta Copa América con 26 años y asentado como titular indiscutible en el Newcastle. Ya en la edición pasada demostró todo su talento, especialmente en el partido ante Argentina, y ahora tratará de liderar de nuevo la ofensiva de la Albirroja. Jugador muy vertical, veloz, de buena conducción y la intensidad en cada acción propia e instalada en el ADN de un internacional por Paraguay. En Atlanta United anotó con fluidez pero en Inglaterra parece negado de cara al gol. Esa es su principal faceta a mejorar.

Se hizo cargo de Paraguay en febrero de 2018, con apenas cuatro amistosos por disputar antes de la Copa América. En esos partidos de preparación los resultados no fueron buenos pero en el torneo disputado en Brasil se vio un equipo con las ideas claras, con un esquema muy trabajado en defensa y con la intención de hacer daño a la contra para ahí explotar sus recursos, en algunas posiciones, bastante limitados. Puso contra las cuerdas a la anfitriona en cuartos de final y su balance general se puede calificar como positivo. Como técnico su mejor etapa la vivió en el Celta, con quien alcanzó las semifinales tanto en Copa del Rey como en Europa League.