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LEGANÉS

Asier Riesgo elige un mal momento para volver a ser humano

El portero del Leganés, pieza clave en el tramo final de temporada, cometió dos errores en los dos goles de Bebé ante el Rayo que emborronan su buena actuación global este curso.

Asier Riesgo elige un mal momento para volver a ser humano
Europa PressAFP7

Asier Riesgo eligió un mal momento para volver a ser humano y cometer errores. Hasta ayer, ante el Rayo, el arquero de Leganés se había convertido en uno de los hombres más destacados de los pepineros en un final de temporada magnífico. Lo decían las estadísticas (41 paradas en sólo 13 partidos desde que le arrebató la titularidad a Cuéllar) y las sensaciones. Siempre emergía a tiempo para evitar goles transformados en un ‘uy’ ahogado. Hasta que Bebé le descerrajó dos tiros potentes ante los que pudo hacer más. Fueron dos fallos llamativos en el 3-0 ante los vallecanos que dejan al Leganés casi desahuciados en su búsqueda de Primera División.

No es que Riesgo fuera el culpable de la derrota abultada contra el conjunto de Iraola. Pero allí donde fue héroe (en Liga salvó un par clarísimas de ocasiones para los locales), se transformó en víctima. En el 1-0 de Álvaro no tuvo opción. Fue el remate del extremo de la Franja un fusilamiento en distancia corta. Imparable.

Sucede que en el 2-0 sí que quedó señalado. Bebé apuró un largo sprint y después de varias fintas, cargó su zurda para sacarse un remate duro. Seco. Raso. El portero del Leganés acertó la dirección del remate y se lanzó bien a tiempo. Pero la pelota, en lugar de quedarse encallada entre su cuerpo y el césped, pasó por debajo del guardarredes blanquiazul. Sin ser un remate potentísimo, no pudo evitar el tanto. El balón acabó besando las mallas mientras Riesgo maldecía.

Un grito de desesperación que se hizo más acusado cuando encajó el 3-0 en una falta relativamente inocua. Alejada del marco del Leganés y escorada, de nuevo Bebé se transformó en ejecutor del lanzamiento que, potente, hizo un leve extraño mientras cogía portería. Riesgo dio el fatídico paso inicial cuando vio que la bola se dirigía hacia una dirección y al tratar de corregirse, lo hizo sin fuerza, ni velocidad suficiente. La pelota entró en el lateral en el minuto 91’. Otro gol. El del descabello.

Buenos números de blanquiazul

Apenas unos segundos después terminó un partido en el que el arquero solo completó una única parada, lejos de la media de 3,5 intervenciones que acumulaba en el tramo final de la temporada regular o de las once que, frente al Almería, se estrenó en el puesto. El mayor número de paradas hechas por un portero del Leganés en todo el curso. Y es que con esas 41 intervenciones en 13 partidos, Riesgo ha sumado sólo 9 menos que Cuéllar en 27 partidos.

Guarismos que hacen que el club esté satisfecho con su rendimiento y, sobre todo, con su actitud trabajadora en el momento inicial de un curso en el que incluso Diego Conde le adelantó cuando Pichu no estaba para jugar. Pese a ello, Riesgo continúo trabajando, se hizo con el puesto y cuando lo consiguió, lució galones de arquero importante. Virtudes que iban camino de convertirle en héroe de los sueños blanquiazules hasta que, en Vallecas, eligió un mal momento para ser humano.