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LALIGA PROMISES | XXX EDICIÓN

Una burbuja en LaLiga Promises

El torneo alevín regresa con fuertes medidas y un estricto protocolo sanitario. "No ha sido fácil y será distinto, pero tenemos el torneo de vuelta", dice la organización.

Una burbuja en LaLiga Promises
DAVID GONZÁLEZ / ALBERTO IRANZO

LaLiga Promises ha regresado a Vila-real casi dos años después. La pandemia impidió que el torneo se celebrase el año pasado y durante muchos meses puso en peligro la celebración de esta edición, la número 30 de un torneo que arrancó en 1992. Pero el empeño de muchos, especialmente de los organizadores, ha hecho posible que el torneo alevín más prestigioso esté de vuelta. Eso sí, lo ha hecho con unas medidas muy extremas, casi con un protocolo sanitario idéntico al que ha tenido LaLiga.

LaLiga Promises es una burbuja. Los niños disfrutarán en el césped, pero lejos del terreno de juego apenas habrá convivencia entre ellos. "Fue un palo muy duro no celebrar la edición del año pasado, pero este año nos hemos decidido. No ha sido fácil. Vamos a seguir un protocolo estricto. Hemos sacado a niños menores de sus casas y eso es una responsabilidad muy grande. No podrán disfrutar tanto como otros años, pero al menos habrá torneo. Es una pena porque este campeonato también es importante por la convivencia y los valores que infunde fuera del campo", afirma a AS Cristina Sánchez, directora de Activación de Marca Corporativa en LaLiga y directora del proyecto LaLiga Promises.

La organización ha seguido medidas similares a las que se han puesto en práctica en Primera y Segunda. Todos los equipos tuvieron que pasar una PCR antes de emprender rumbo a Vila-real. Además, tendrán que someterse a un test de antígenos antes de cada jornada. Los vestuarios, ese templo sagrado, sólo podrán ser ocupados durante unos instantes para la charla del mister. Nada de duchas.

Los hoteles también son burbujas. Los equipos comparten alojamiento, pero no coinciden en las zonas comunes. Tienen diferentes horarios para desayunar, comer y cenar. En la Ciudad Deportiva, tampoco hay convivencia ni fiesta entre clubes como otras veces. Los equipos que queden eliminados se marcharán a sus respectivas ciudades. En ediciones anteriores era habitual poder disfrutar del torneo hasta la final en la grada, sobre todo para acompañar al campeón en su camino hacia el título.

A pesar de las restricciones, Cristina Sánchez está convencida de que el torneo será un éxito. La organización le ha puesto el empeño de siempre. "Los niños van a estar en una burbuja, pero la Ciudad Deportiva también esuna zona segura", afirma Sánchez. En esta edición no habrá público y solo podrán acceder un máximo de 1000 espectadores, incluidos los familiares de los jugadores, organizadores, patrocinadores e invitados. En el estadio, los niños, salvo en el momento del partido, tienen que ir con mascarilla y utilizar gel en todo momento. La cantina de la Ciudad Deportiva está cerrada y los familiares que entran a las gradas no pueden animar. Pero, al menos, hay fútbol y uno de los torneos alevines más importantes está de vuelta.