JIM sólo continuará si lo hace también Torrecilla
La permanencia del director deportivo, con un año más de contrato, va a depender de si se consuma o no un cambio en el accionariado del Real Zaragoza.
Juan Ignacio Martínez, el artífice del milagro de la salvación del Real Zaragoza, tiene un año más de contrato con el club aragonés, pero sólo lo cumplirá si Miguel Torrecilla, su gran valedor, continúa al frente de la dirección deportiva. Éste tiene también contrato hasta el 30 de junio de 2022, pero el Zaragoza está inmerso en una negociación para el cambio de propiedad y si la venta del paquete mayoritario de acciones se consuma en las próximas semanas se producirían, lógicamente, cambios en el primer nivel de decisión de la sociedad anónima deportiva y eso podría afectar de lleno a la permanencia de Torrecilla como máximo responsable deportivo.
“Nada más que termine el campeonato nos sentaremos para ver cómo se dirime el futuro del club, de mi persona y de todo el mundo”, señaló una vez sellada la salvación el veterano técnico alicantino, consciente de que el Real Zaragoza podría tener en breve un nuevo propietario.
JIM llegó al Zaragoza de la mano de Torrecilla, con el que tiene una gran sintonía personal y profesional desde hace muchos años, y su intención es poder pilotar juntos el proyecto de la próxima temporada, la que será la novena campaña consecutiva del club aragonés fuera de la Primera División, un hecho que nunca había sucedido en sus 89 años de historia.
A la espera de que se termine de aclarar la situación accionarial en la sociedad anónima deportiva, Torrecilla ya tiene listo un primer diseño del Real Zaragoza 2021-22 en un escenario de continuidad y, por tanto, de máxima precariedad económica, con un límite salarial incluso inferior al de la actual temporada, que ha sido de algo más de ocho millones y medio de euros, salvo que se pudiera aumentar con las ventas de Francés o Francho, los dos futbolistas más cotizados de la plantilla, lo que tendría una enorme contestación social y que no cuenta, además, con el respaldo de varios de los accionistas mayoritarios. Otra opción sería el traspaso del delantero colombiano Narváez, del que el Betis conserva el 20% de sus derechos, o del nigeriano James Igbekeme. En cualquier caso, ninguna de estas ventas salvaría la difícil situación del Zaragoza, que tiene que afrontar pagos a corto plazo por un importa de 14 millones de euros.
Torrecilla ya ha dado los primeros pasos y varios futbolistas, a través de sus representantes, ya saben que no van a continuar en el Real Zaragoza o que se les va a colgar el cartel de transferibles. Son los casos de los cedidos Tejero, Zanimacchia, Toro Fernández y Álex Alegría, que volverán a sus clubes de origen, y de Vuckic y Larrazábal, ambos con contrato en vigor, pero a los que se ha planteado una rescisión amistosa, algo que también puede suceder con Atienza y con Javi Ros, éste con dos años más de contrato.
Cuestiones diferentes son las de los también cedidos Peybernes y Sanabria, con lo que sí cuenta Torrecilla para la próxima temporada y que dependen, respectivamente, de un acuerdo con el Almería y el Atlético de Madrid.
Por su parte, futbolistas como Nick, Lasure, Marc Aguado o Baselga, cedidos por el Real Zaragoza, no entran en los planes de futuro del director deportivo, por lo que habrá que abrir una negociación con los cuatro. El central Clemente, a préstamo esta campaña en el Logroñés, sí formará parte del Zaragoza 2021-22.
Pero lo fundamental para armar un proyecto mínimamente sólido es el capítulo de altas, de refuerzos, y ahí Miguel Torrecilla tiene pensado incorporar hasta siete futbolistas entre el centro del campo y la delantera. Todo eso está ya negro sobre blanco y lo conocen algunos de los todavía máximos ejecutivos del Real Zaragoza, pero está a expensas de que se consume o no un cambio de propiedad, cuyas negociaciones están avanzadas.