Solabarrieta se va tirando el caldero de la leche
La rueda de prensa final del entrenador del Racing, acusando al vicepresidente de inmiscuirse en sus funciones, fue el final lógico a su paso por el Racing
Poco y por los suelos
Como la vaca, que después de ordeñada, con la pata de atrás tira el caldero. En Cantabria, como supongo en toda tierra ganadera, es habitual definir así a una persona que estropea todo lo que hace, mucho o poco, por su falta de saber estar. Eso es exactamente lo que hizo Aritz Solabarrieta el sábado. Sin venir a cuento, y casi seis meses después, resume su paso por Santander con que el vicepresidente, Pedro Ortiz, le dijo en una charla el día de su presentación "como y con quién tenía que jugar y te vas dando cuenta de todo lo que significa el Racing de Santander". Eso y su satisfacción por haber cubierto el objetivo que se le pidió, "estar en la PRO y dar paso a la cantera" retratan al personaje. Nada de quién le dijo como y con quién tenía que jugar en Zubieta (y hacer el ridículo), que no fue Pedro Ortiz. Ni de quién le esperaba cada descanso a la puerta del vestuario y, para escándalo de sus jugadores, antes de hablar con los futbolistas debatía qué hacer con otro que venía de la grada (a veces no esperaba y se lo decía a gritos desde la tribuna). Y tampoco era Pedro Ortiz.
Cinco, por ahora, de quince
Balboa, Benktib, Maynau, Gerson, Capanni, Traver, Riki, Nana, Andrade y Matic. Diez de los quince fichajes que se han hecho esta temporada no seguirán la próxima. A cuatro les dieron boleta antes de tiempo y de los demás, el único que ha triunfado ha sido Riki, que vuelve al Real Oviedo (y que no estaría mal que tratara de recuperarle Romo). De los cinco que mantienen su contrato activo, es indudable la buena temporada de Álvaro Bustos, han dado buenas sensaciones en la segunda vuelta Cedric e Isma López y promete Soko. El año de Villapalos ha ido de mal en peor, de lo más profundo del banquillo al quirófano. Habrá que ver que plan tiene para él Guillermo Fernández Romo. 33% de acierto y pocos estarían dispuestos a discutir el porcentaje. Tampoco es para sacar pecho.