El Castilla cae con honor
Raúl y sus pupilos llevaron la eliminatoria por el ascenso con el Ibiza a la prórroga, pero el 0-0 le valía a los baleares. Un fuera de juego inexistente de Duro en el 89' pudo cambiarlo todo...
El Castilla no jugará en Segunda División la temporada que viene pero por el camino se dejaron la piel durante 120 minutos y no le quedó una gota de sudor por dejarse ante el Ibiza. Es lo que Raúl le pide a sus muchachos y lo que estos le dieron a su técnico en el Nuevo Vivero, pero no le alcanzó al conjunto castillista para apear al Ibiza (0-0) y coronar un año tremendamente meritorio. La camada blanca se vuelve a Madrid, pero con honor y sin perder.
El Ibiza pasa porque se aplica la normativa de este año, que premia con una ligera ventaja en los playoffs a los equipos que terminaron clasificados mejor en la última fase de grupos. El Ibiza fue primero y el filial blanco, tercero. En caso de empate tras 90 ó 120 minutos, no hay penaltis, pasa el mejor clasificado. La realidad es que el Castilla sabía desde antes que el 0-0 o cualquier resultado en tablas le valía a su rival, pero no deja de ser doloroso para los chicos no tener la oportunidad ni de irse a la crueldad máxima de una tanda de penaltis, donde incluso los equipos más veteranos pueden flaquear.
Eso fue el epílogo, pero antes el Castilla respondió de tú a tú a un Ibiza armado económicamente y futbolísticamente para el ascenso en un partido de físico exigente, salpicón de pataditas y alguna que otra tangana. También con algo de lío. Si el Madrid anda chamuscado con las manos en las áreas desde el 2-2 con el Sevilla, los chavales castillistas también tuvieron su propia ración de polémica. Pidieron mano por un despeje controvertido de Goldar en el minuto 54. Aquí todo quedó en la vista de Caparrós Hernández, porque no hay VAR que le asista (o entorpezca, según quién lo mire).
Lo mejor fue que el Castilla logró que Arribas, muy maniatado durante la primera parte en Pardo y Javi Pérez, empezara a funcionar, pero el Ibiza era duro de pelar y amenazó desde la estrategia. Sintes sacó un balón casi en línea de gol en un córner, el gran activo ofensivo del conjunto balear. Goldar, el señor de las alturas, cabeceó cuatro balones que llegaron desde los quesitos.
Un fuera de juego que habría cambiado todo
Si el filial pudo llevar el partido a la prórroga fue por la soberbia labor de Mario Gila, uno de los canteranos que se irá a Primera este verano, como pararrayos atrás. Pero quizá no tendría que haber llegado ahí, porque el asistente pitó un fuera de juego inexistente en el 89' que dejaba a Hugo Duro con cuarenta metros de campo libres entre él y Germán. Una decisión que pudo cambiarlo todo y que se fue al limbo donde algunas decisiones arbitrales duermen el sueño de los justos.
Quedaba media hora y el Castilla quiso olvidarse de esa jugda. Raúl mandó sus últimas naves a todo trapo y con fuego valyrio en las tripas metiendo a Latasa y Gelabert en el intercambio entre la primera parte de la prórroga y la segunda. Poco después, otro delantero, el joven Sala. Todo o nada. Pese a eso fue el Ibiza el que se sacudió la presencia blanca y hasta Toni Fuidias se vio obligado a rebañar una pelota que iba a gol por un despeje defectuoso de Gila en el 110'. La agonía era en esos momentos máxima.
Al Castilla no le dio el oxígeno ni las piernas para más ante un Ibiza que escondió la pelota en los minutos finales pero el fútbol suele dejar una última bala. La tuvo Arribas en el minuto 120 pero extenuado, su zurdazo se fue al lateral de la red ibicenca. Poco se le puede reprochar a Raúl y su cuadrilla de chavales, aunque se queden fuera de la gran final. La temporada que viene no estarán en la categoría de plata, pero han hecho un año de oro. Y La Fábrica promete más...