REAL VALLADOLID 0 - VILLARREAL 2
Aprobados y suspensos del Pucela: Derrota espejo de la temporada
El Real Valladolid fue un equipo impotente contra el Villarreal, contra el que volvió a cometer errores defensivos y no atinó de cara a puerta.
El Real Valladolid cosechó ante el Villarreal una nueva derrota que reflejó a la perfección la impotencia con la que ha vivido la temporada. A merced con balón de los amarillos durante muchos tramos, aunque no sufrieran demasiadas ocasiones, acabó por encajar dos goles en dos jugadas mal defensivas y fue incapaz de ver puerta un día más, pese a disponer de algún tímido acercamiento. Por debajo en el marcador, otra vez, resultó casi inofensivo.
Roberto: No tuvo trabajo en la primera mitad, en la que el Villarreal apenas le amenazó. Resolvió bien el primer disparo, de Pedraza, en los primeros compases del segundo tiempo, el único en el que realmente pudo hacer algo.
Janko: Pasó algún apuro ante Pedraza, más por su técnica que por velocidad. En el tramo final del primer tiempo trató de proyectarse más que hasta entonces. Cometió muchos errores, el último, decisivo en el gol de la sentencia.
Bruno: Se jugó la amarilla pronto. Dio la sensación de solidificar al equipo atrás, como otras veces, pero de nuevo cometió un error fatal, el enésimo de la temporada, que facilitó que a la postre llegase el gol de Capoue.
El Yamiq: Recibió la primera cartulina del encuentro después de llegar tarde y rascar el tobillo a Gerard Moreno. Tuvo una buenísima ocasión que envió Asenjo a córner tras robar en campo rival y lanzarse hacia la portería.
Nacho: Impreciso, además, su posición fue totalmente infructuosa en ataque en casi todo el choque. Gerard Moreno le retrata en el gol: primero le gana la carrera, luego la disputa y después le deja con el molde con el disparo.
Joaquín: Volvió a ser el ancla y desde ahí trató de organizar al equipo. Sucedió que el cuero apenas estuvo en los dominios blanquivioletas, aunque buscó dar continuidad al juego. Abarcó mucho terreno y persiguió sombras amarillas.
Toni Villa: Reapareció en el once después de más de un mes y volvió loco a Rubén Peña. Culebreó cerca del descanso para poner sendos centros que repelieron Pau Torres y Pedraza. Después de un primer tiempo bueno, se acabó.
San Emeterio: Quizás fuera lo que necesitaba el equipo sin balón. Seguramente estuviera lejos de ser lo que requería con él, y sin embargo, fue el mediocentro más preciso de los que jugaron de inicio. Terminó siendo sustituido.
Roque Mesa: Completamente invisible en medio del dominio claro que ejerció el Villarreal, que monopolizó el esférico. Prueba de ello fue que solamente intentó diez pases en 55 minutos, de los que acertó seis.
Óscar Plano: Sacrificado como acostumbra, aunque el Villarreal verticalizaba más bien por el otro lado. No participó en demasía, aunque sí lo hizo en algún arreón blanquivioleta. No siempre llegó a apretar arriba, como el resto del equipo.
Weissman: Se le quedó corto un remate en un centro pasado de Nacho. Se le vio con el colmillo afilado, aunque fue un islote durante muchos minutos. Al borde del descanso, no pudo concretar otro servicio de Toni.
Sergi Guardiola: Sirvió de apoyo para la pared de El Yamiq en su clara ocasión. Lo intentó con arrojo en un par de jugadas que finalizó él mismo, quizás enconado por lo menos en la primera. Al menos apareció.
Alcaraz: Con su físico, ayudó a ganar metros al equipo nada más salir. Su efecto se apagó, fruto de la impotencia, después de servir mal una falta lateral que podría haber llevado peligro. Con balón estuvo horroroso.
Kiko Olivas: Se vio obligado a aplicar desde la parcela defensiva aquello de "vísteme despacio que tengo prisa". Poco pudo hacer en medio de otro desastre defensivo.
Míchel: Como Olivas, tuvo que jugar con prisas, además, frente a un rival ducho con balón y que cerró espacios. Intentó meter esa marcha más, pero le sirvió de poco.
Marcos André: No encontró el camino siquiera hacia la generación de peligro, puesto que solamente entró en contacto con el cuero en un par de ocasiones.