Impotente ante los grandes
El Barça no ha ganado ninguno de los cuatro partidos de Liga ante Madrid y Atlético. También se estrelló en la Champions ante la Juventus y el PSG. Ha bajado un escalón en la aristocracia del fútbol español. Ya lo había hecho en el europeo
El Barça ha bajado un escalón en la aristocracia del fútbol en LaLiga. En Europa, eso ya era vox populi desde que perdió 4-0 con el PSG y 3-0 con la Juventus (2017), 3-0 con la Roma (2018), 4-0 en Liverpool (2019) y en Lisboa (2-8 contra el Bayern). La tendencia ha continuado este año en la Champions (0-3 de la Juventus y 1-4 del PSG) y se ha extendido a LaLiga, donde el Barça ha perdido los dos partidos contra el Madrid (1-3 en el Camp Nou y 2-1 en Vadebebas) y no ha sido capaz de ganar al Atlético. De hecho, no le ha hecho ni un gol (1-0 en el Wanda y 0-0 en el Camp Nou). Así, sin ganar los duelos decisivos, es difícil ganar Ligas.
El Barça ha comprobado con dureza en todos los partidos claves del curso que está lejos de la superélite, esa que abandonó después del triplete de 2015. Durante un tiempo, al Barça le bastó para ganar tripletes (2017, 2018), pero el paso de los años terminó por hundir al equipo en 2019 y 2020; y ahora está en plena reconstrucción. Koeman ha puesto los cimientos de algo nuevo con jóvenes como Araújo, Dest, Pedri o Ilaix; a los que complemente con veteranos como Piqué, Busquets, Alba y Messi; y otros que han cogido más peso específico, sobre todo Ter Stegen y De Jong; y, últimamente, Griezmann y Dembélé.
Pero el Barça echa de menos cracks. Si no está Messi, no hay triunfo. El argentino no le ha marcado ningún gol a Real Madrid y Atlético este año. Clave en la conquista de la Copa, si el seis veces Balón de Oro no marca, nadie lo hace. Y al Barça le toca empezar a pasar esa pantalla si quiere volver a subir el escalón.
El futuro no parece halagüeño para el Barça, porque eso sólo se consigue con cracks, y futbolistas como Neymar o Haaland se han revelado imposibles para el Barça, que tendrá que intentar blindar la plantilla con jugadores medianos que suban su nivel competitivo y entregarse de nuevo a Messi a la posibilidad de que Griezmann o Dembélé, si es que renuevan, dan un poco más. De momento, esta es la realidad del Barça estos días, impotente ante los grandes.