Aprobados y suspensos del Pucela: La fe de Weissman muestra el camino
El delantero israelí marcó dos goles, uno anulado y otro válido, para un Real Valladolid que buscó ante el Betis una mejor suerte de la corrida.
Roberto: Envió a saque desquina el primer disparo, de Ruibal. Esperaba embolsarse el centro de Miranda, que tocó Ruibal dejándole con el molde. Ante ese remate, no reaccionó. Tuvo poco trabajo y dio buena cuenta del resto.
El Yamiq: Pareció sentirse cómodo con el nuevo dibujo. Sumó buenas intervenciones defensivas, bien por medio de despejes, intercepciones o bloqueos del rival como el que le permitió evitar el segundo gol del Betis en una contra.
Joaquín: A caballo entre el rol de líbero y el de cabecero, solidificó lo que serían los tres cuartos del Betis. Ensució la posesión verdiblanca y se incrustó como tercer central. Además, intentó participar con balón, aunque de forma regular, ya que perdió varios balones.
Javi Sánchez: Su función en la primera mitad fue la de perseguir a los atacantes béticos cuando salían de zona, algo que hizo con relativa solvencia. En el 0-1, corretea junto a Aitor Ruibal sin encimarle como si fueran de ruta por el Pinar.
Luis Pérez: Fue un espectador de lujo en el gol de Aitor Ruibal, al que no hace ni el amago de tapar. Se marchó lesionado, pero antes, en la primera mitad, no atinó con los centros, a pesar de subir a menudo.
Míchel: Tuvo un buen disparo de falta a los 19 minutos, duro y que despejó Bravo de puños. Su primer tiempo fue una masterclass, movió el balón de lado a lado y lideró la decisión que el equipo tuvo con la posesión.
Orellana: Muy participativo en el arranque, favorecido por que el dibujo le permitía ocupar carril interior. Desde ahí buscó disparo a los 20 minutos, aunque se le marchó alto. El gol de Ruibal viene precedido de una pérdida absurda suya.
Roque Mesa: Instalado en campo rival gracias a la posición de ancla de Joaquín. Se enredó en algún intento de conducción o dando algún toque de más, pero estuvo bien, mostrando acierto y hambre con el esférico.
Olaza: Cuajó otro gran partido, con más brillo que otros días por el buen nivel del equipo. Atrás no pasó un solo apuro, ni cuando salió Joaquín, solventando con veteranía la papeleta. Sumó mucho con balón y continuó con su buena sociedad con Orellana.
Óscar Plano: Fue un punta líquido, móvil, que dejó las facetas relativas al área a Weissman. Quizás fue el más gris de la parcela ofensiva, aunque no por falta de voluntad. Acabó en la banda, aunque no terminó de entrar en juego.
Weissman: La primera que tuvo la mandó a guardar, con un toque sutil tras adelantarse al central, aunque el colegiado se lo anuló. Es el buscador de espacios perfecto: volvió a ganarlo para poner el empate a uno.
Janko: Sustituyó a Luis Pérez y tuvo presencia ofensiva, aunque con un acierto semejante al del andaluz, ya que ofreció potencia, pero no precisión. Al menos, pasó menos apuros frente a Miranda de los que pasó el sustituido.
Kiko Olivas: Es la sobriedad hecha central. Participó más y mejor con balón en 20 minutos menos que Joaquín y Javi Sánchez. A cambio, le ganaron fácil la espalda en una jugada en la que no se entendió con Janko en el balance.
San Emeterio: Ofreció piernas como escudero de Roque Mesa cuando Sergio González cambió el dibujo. Con balón, otra vez, poquito.
Jota: Poco explotado, tanto entre líneas como por fuera. Ni apareció en el tramo en el que el juego amenazó con convertirse en un correcalles ni cuando se pausó.
Marcos André: Su salida al terreno de juego coincidió con el momento en el que el ataque de los blanquivioletas perdió protagonismo. Poca presencia.