El vaso medio lleno o medio vacío del Lugo
Los albivermellos tienen indicadores tanto para confiar en un final de temporada tranquilo como para inquietarse.
Tras treinta jornadas disputadas, tres entrenadores diferentes y a doce fechas del final del campeonato el CD Lugo se mueve en una zona indeterminada de la tabla, demasiado alejado ya de la zona noble como para mirar hacia arriba en las jornadas restantes pero también con un, de momento, cómodo colchón con el descenso. Esta indefinición se refleja en los números albivermellos, que dan a la vez razones para el optimismo de afrontar un final de temporada tranquilo pero también para que los más pesimistas encuentren motivos de preocupación.
En el aspecto positivo, hay dos razones que invitan a que la parroquia rojiblanca sea optimista. La primera es la situación clasificatoria, donde el Lugo aguanta una distancia de seis puntos sobre el descenso. De hecho, y a pesar de sumar solo una victoria en lo que va de segunda vuelta, los lucenses no han visto reducida esa distancia con el pozo. En segundo lugar, la fortaleza que el equipo está demostrando en su casa, donde solo ha perdido dos partidos en lo que va de liga, acumulando ya doce jornadas consecutivas sin perder.
Sin embargo, hay también indicadores no tan positivos y que pueden mover a la inquietud a los más pesimistas. El primero, la dificultad para ganar partidos. En toda la segunda vuelta solo se ha ganado uno, ante el Tenerife, lo que hace que el equipo acumule ocho jornadas consecutivas sin conocer la victoria. Números que son aún peores si solo se chequean partidos lejos del Anxo carro, donde el Lugo solo se ha impuesto en dos ocasiones. Lo que está claro es que el Lugo se encuentra en una buena situación para no pasar apuros en el tramo final de la campaña, pero que tendrá que refrendar con triunfos para dar el definitivo paso hacia la permanencia.