El Marbella, condenado al desastre

Quien mal anda mal acaba. El Marbella no pudo pasar del empate ante Las Palmas Atlético en un duelo que era fundamental para tener esperanzas de vida y solo una increíble y casi imposible carambola le salvaría del primer descenso, a la cuarta categoría) y de jugar la fase para evitar bajar a la quinta categoría, o sea, la Tercera División. Dicha carambola consiste en que el Cádiz B pierda sus dos partidos, que el Recre pierda uno y gane su duelo fratricida contra el filial cadista, que Las Palmas Atlético no gane sus tres partidos pendientes y, por supuesto, que los marbellíes ganan los dos duelos que les quedan. Misión imposible. Fracaso descomunal y casi sin precedentes en un proyecto concebido para ascender a Segunda, y casi de calle, y que se ha derrumbado de manera inexplicable como un castillo de naipes.

Fue otro partido desgraciado, reflejo de una temporada para olvidar. El epitafio al naufragio lo puso Javier Añón, especialista a balón parado, fallando a los 86’ un penalti que hubiera dado algo más de vida, poca en verdad, porque si el Marbella se va al hoyo no es por esta jugada sino por una campaña deplorable.

El Marbella salió atenazado por los nervios y la responsabilidad. Fútbol lento, atropellado y sin ideas. El filial amarillo, mejor situado, convirtió a Alfonso Herrero en improvisado héroe con dos prodigiosas paradas. Los de Aira apenas generaban peligro siendo lo más interesante de la primera mitad un lanzamiento de córner que Callejón estrelló en el larguero.

Consciente de que era su último cartucho, el Marbella tocó a rebato consciente de que su salvación pasaba por ganarlo todo y que sus rivales directos pinchasen a lo grande. Pero sin fútbol ni orden era muy complicado. Un cabezazo de Chumbi llevó a las gradas el primer ¡uy! A los 69’ Pau, que acababa de entrar, estrelló un derechazo en la base del poste derecho de Herrero. Otra ocasión para los insulares.

En la recta final el Marbella empujaba con más inercia que plan. Los 400 aficionados que pudieron presenciar el encuentro mostraban su enfado, en especial, con José Manuel Aira. A los 83’ Chumbi volvió a rematar fuera un buen centro de Nacho Sánchez.

A los 85 Sergi Puig arrolló dentro del área a Carlos Redru en una salida precipitada. El árbitro decreta penalti. El portero insular detuvo el máximo castigo al especialista local, Javier Añón. Otro reflejo de una temporada calamitosa. En pleno valle de lágrimas marbellí Herrero, de nuevo, salvó a su equipo con otra enorme parada, esta vez a Diego. Final del partido y de un proyecto.