Dimata ‘unplugged’
Con 12 toques, un remate fuera y tres pases buenos, el estreno como titular del delantero belga del Espanyol fue discreto, aunque aportó otros intangibles.
Hubo que esperar 17 minutos para que Nany Landry Dimata, el fichaje del Espanyol en el mercado de invierno, tocara su primer balón el día en que se estrenaba como titular, ante el Sporting de Gijón, como consecuencia de la baja por lesión de Raúl de Tomás. Un potente zambombazo desde el punto de penalti… Pero de su propia área. El delantero belga buscó y perseveró, pero anduvo bastante desconectado de sus compañeros, que tampoco le buscaron en centros laterales. “A nivel físico irá mejorando”, apostilló Vicente Moreno.
Los datos de Dimata en El Molinón son fríos. Detectan un remate, que se marchó fuera, el que tuvo en la segunda mitad antes de ser sustituido, en el minuto 67, y solo 12 toques de balón, entre los que figura ese tiro o, por ejemplo, el saque desde el centro del campo tras el 1-1 del Sporting. Entre esos 12 toques se cuentan asimismo los seis pases que entregó –tres buenos y dos, en campo contrario– o las dos recuperaciones que consiguió –por cinco pérdidas–. También forzó una falta, cometió otra, y disputó cinco duelos, de los que salió airoso en tres.
Precisamente su corpulencia aportó uno de esos intangibles que no aparecen directamente en las estadísticas, pero sí en los análisis de vídeo, como lo son la presión alta –haciendo pareja con Óscar Melendo– o la capacidad para arrastrar y fijar a los centrales adversarios, de modo que habilita espacios para sus acompañantes en ataque.
Como Adrián Embarba, o como Javi Puado, con quien posicionalmente se solapó en muchas fases del juego, uno de esos aspectos que solo el tiempo jugando juntos tiende a corregir. Y no es nada descabellado que pueda contar con una nueva oportunidad el viernes, frente al Oviedo, a expensas de que Raúl de Tomás se haya recuperado o no de sus molestias en una rodilla.