El Granada sigue en una nube
Los nazaríes se sobrepusieron a las nueve bajas y sacaron adelante un partido muy disputado. Quina y Puertas marcaron para los locales y Boyé hizo el gol del Elche.
La fiesta sigue en Granada. La resaca europea dejó mucha fatiga en las piernas y un parte de bajas que asusta pero que no frena a los de Diego Martínez, enemigo acérrimo de las excusas. Dos zarpazos del recién llegado Quina y de Puertas pincharon el globo de la ilusión que había hinchado la llegada de Escribá al banquillo del Martínez Valero.
A los problemas, soluciones. Y eso es lo que hace sin descanso Diego Martínez. Buscarle remedio a los innumerables contratiempos que está teniendo que afrontar esta temporada. Las nueve ausencias, seis de su once de gala, le obligaron a tirar de siete de los jugadores que se dieron un palizón el jueves en Nápoles (Rui Silva, Foulquier, Duarte, Eteki, Puertas, Molina y Kenedy). Pero a este Granada, donde no le llegan las piernas, le alcanza el corazón. Y bajo esa premisa se agarró al partido y a la victoria.
Empezó mejor el Granada que el Elche y sacó rédito a su dominio gracias a otro latigazo de Quina, que ha demostrado unas excelentes dotes para el disparo en los dos partidos que suma como titular. Su fichaje se demoró demasiado, pero su adaptación está siendo más que positiva. En Huesca marcó un gol soberbio con la derecha y este domingo repitió pero, esta vez, desde más lejos y con la zurda.
El Elche fue ganando presencia y balón conforme avanzó el partido. Y elevó su autoestima gracias a un regalo de principiante de Nehuén, que dejó botar un balón aéreo delante de Lucas Boyé y el delantero le hizo un traje y acabó empatando el partido. Acciones como esa son las que tienen privado de minutos y continuidad al central cedido por el Atlético de Madrid. El argentino, al menos, pudo desquitarse evitando el empate en la última jugada del partido.
Carrillo tuvo el 1-2 antes del descanso y Boyé también puso a prueba a Rui Silva nada más volver del vestuario. El Granada, cada vez más fatigado, ofrecía réplica al dominio ilicitano a base de chispazos de Kenedy y de una acción individual de Fede Vico, que obligó a Edgar Badía a firmar una de las paradas del partido. Atrás, los nazaríes se mantuvieron sólidos y sacaron partido a una acción de manual muy buen trenzada por Duarte, Jorge Molina y Foulquier, que asomó por la línea de fondo para servir un muy buen servicio a Puertas. El ’10’ rojiblanco le robó la cartera a Barragán y liquidó el partido.
El Elche sólo tuvo opciones de empatar en el alargue, a balón parado. Dani Calvo lo tuvo todo a favor pero entre Rui Silva y Nehuén abortaron el peligro y abrocharon un triunfo balsámico para el Granada, que rompe una racha de ocho jornadas sin ganar, se coloca octavo y se mantiene en una nube.
El efecto Escribá se ha diluido un poco. A su equipo le faltó contundencia en defensa y no fue capaz de aprovechar su superioridad física y las numerosas bajas de un Granada que jamás se pliega ante la adversidad y que ha convertido su lema, “Eterna Lucha”, en su modo de vida.