Helenio Herrera. Sevilla, la felicidad de El Mago.
"Sevilla fue el sitio donde Helenio fue más feliz. Allí no ganó nada pero entrenaba a los futbolistas como si fueran toreros. Así se lo tomaba. Y allí se ganó un afecto especial porque sus padres eran de allí y él se sentía bien, mejor que en ninguna otra parte. Es más, se enteró de que era argentino cuando tenía 40 años. Al intentar entrar un día en el país, le obligaron a sacarse un pasaporte especial y entonces fue cuando se enteró". Lo escribe Fiora Gandolfi, viuda de Helenio Herrera. Sí: sus padres eran sevillanos que emigraron a Buenos Aires, donde nació el Mago, para luego marcharse a Marruecos. En 1953 Helenio se hacía cargo del último Sevilla presidido por Ramón Sánchez-Pizjuán, en el que todavía jugaban Juan Arza y Araujo, y también Pepillo, Liz, Guillamón, Ramoní, Maraver, Busto, Campanal, Ruiz Sosa... El excéntrico preparador logró en Nervión un subcampeonato de Liga y otro de Copa, clasificó de hecho al club para la Copa de Europa por primera vez en su historia antes de marcharse al Os Belenenses de Portugal por culpa de una sanción de dos meses sin entrenar. Lo demás es no sólo historia, también mito: el Barcelona, "ganar sin bajarse del autobús", y el gran Inter del catenaccio en los 60.