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REAL MADRID

Mendy, un VIP sentado en la clase turista

Lejos de presumir de la fama y del dinero que le aporta su profesión de futbolista, el lateral francés del Real Madrid tiene una vida simple.

Actualizado a
Ferland Mendy, lateral izquierdo del Real Madrid, celebra su gol al Atalanta en la ida de octavos de final de la Champions.
Emilio AndreoliGetty Images

Hay pequeñas cosas que lo dicen todo de una persona. Actitudes que demuestran que la fama y el dinero no le han cambiado para nada, cuando lo habitual es que se transforme en personaje de revista de la prensa amarilla y de las redes sociales. Su forma de vestir y de viajar delatan estos cambios. Por ejemplo, es muy corriente ver a los futbolistas de grandes clubes montarse sólo en jet privados que, a veces, incluso les pertenecen. O por lo menos usar siempre la clase business de las aeronaves, la que permite separarse del resto de los mortales.

Ferland Mendy, que ahora tiene el estatus de titular en el once del club más importante de la historia del fútbol y que cobra algunos bonitos millones de euros al año, aparece como una bendita excepción. El periodista que escribe estas líneas sabía de antemano que su compatriota tenía una vida bastante normal y que no presumía de nada. Ni siquiera de la humildad que, de verdad, le caracteriza. Pero el periodista lo pudo comprobar por casualidad cuando unos días antes de Navidad se subió a un avión de Air France para volver a casa y pasar unos días con su familia. Ahí apareció Mendy, que cogía el mismo vuelo rumbo a París.

¿Y dónde se sentó el futbolista? Al fondo del aparato como un viajante más, en la clase turista, la más barata. Un viejo refrán francés cuenta que "el diablo se esconde en los detalles", pero en este caso podemos decir que "el santo se desvela en los detalles". Es que Ferland Mendy conoce mejor que nadie lo dura que puede ser la vida y la incertidumbre que rodea el destino de cada uno. Cuando era adolescente tuvo una artritis severa en la cadera y una infección grave que hizo que un médico le dijese que el fútbol había terminado y que quizás sería necesario cortarle una pierna. Resistió, luchó y volvió a aprender a caminar. Una historia de superación que le ha enseñado a tomar las cosas con tranquilidad y con una sana alegría.

Por ello, haberse convertido en el héroe madridista de una noche de Champions le va a llenar el corazón, pero no se le va a subir a la cabeza. Y aunque ocupe las portadas de los periódicos, seguirá sentándose en la última fila del avión...