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SEGUNDA DIVISIÓN B

El Llagostera, al estilo de la NBA

El club gerundense, con siete ascensos en 15 años en la pequeña localidad, negocia su marcha a l’Estartit con un cambio de nombre para garantizar su viabilidad.

La plantilla del Llagostera.
@UELlagosteraTwitter

Siete ascensos en tres lustros y un título oficial, la Copa Federación que conquistó no hace ni tres meses, contemplan la vertiginosa historia de un club construido en un campo de fútbol compartido y en una localidad de 8.453 habitantes, que llegó a ver partidos de Segunda A. Que, no en vano, tiene incluso opciones de regresar a la categoría de plata del fútbol español la próxima temporada, o en su defecto pugnar por meterse en la Segunda B Pro. Pero muy probablemente ya no lo hará en Llagostera, su particular Galia, sino en un nuevo hogar.

Como si de una franquicia de la NBA se tratase, el club azulgrana lleva un par de semanas negociando su marcha a l’Estartit, a 55 kilómetros y algo menos de una hora en coche, a partir del próximo verano. Paradójicamente, el club presidido por Isabel Tarragó y entrenado por Oriol Alsina recalaría en un lugar con menos habitantes aún que Llagostera, 3.571, pero mejoraría sus condiciones y, sobre todo, su viabilidad. Para empezar, contaría con un campo propio, el que durante cinco años, entre 2007 y 2012, vio partidos de la primera división femenina, cuando la Unió Esportiva L’Estartit militaba en la elite.

El viaje del Gironès al Baix Empordà supondría “una gran oportunidad de dinamización deportiva, promoción económica, desestacionalización y proyección exterior” para L’Estartit y para para su término municipal ‘madre’, Torroella de Montgrí. Para el Llagostera, como reza el comunicado con el que anunciaron el “estado muy embrionario” de las conversaciones, el acuerdo “permitiría al club crecer como club profesional, tanto en el ámbito social como económico y garantizar, así, su viabilidad, en un nuevo entorno, en el corazón de la Costa Brava, con todos los servicios que requiere un proyecto deportivo y sólido”.

Precisamente no perdería el club ese apellido de Costa Brava que mantiene desde que en Segunda División A, y a fin de cumplir los parámetros marcados por LaLiga, se trasladó a Palamós para disputar allí sus partidos. Pero sí se quedará, en caso de prosperar estas negociaciones, sin su nombre de toda la vida. El Llagostera dejará de ser Llagostera aunque en realidad lo seguirá siendo. Al más puro estilo NBA.