La capoeira de Fredson, en los 40
El risueño mediocampista, titular en la Copa del Rey de 2006, había sido albañil, relojero y boticario antes que jugador, y descubrió la nieve en un partido del Espanyol.
Con el trivote Ito-Costa-Fredson conquistó el Espanyol en el Bernabéu, el 12 de abril de 2006, el último título cosechado hasta hoy, la Copa del Rey. Y uno de esos integrantes, Fredson Cámara Pereira, cumple este lunes 40 años, como recuerda el club, con lo que resulta inevitable recordar los singulares momentos que en el equipo blanquiazul brindó este carismático centrocampista, de sonrisa perenne y a quien la afición dedicó cánticos con su nombre, un privilegio reservado solo para los elegidos.
Durante seis temporadas militó Fredson en el Espanyol, si bien su final estuvo marcado por una rotura del cruzado y, previamente, por una cesión al Sao Paulo que le impidió presenciar en 2007 la final de la Copa UEFA, de la que sin embargo había sido partícipe. No en vano, ese año había llegado a jugar en las tres competiciones. No a marcar, como sí había conseguido en Liga, Copa del Rey y UEFA la temporada anterior, celebrando sus goles con otro de sus característicos rasgos: los movimientos típicos de la capoeira, la lucha acrobática brasileña, que tanto le gustaba que en su casa la acompañaba de un instrumento, el birimbao.
Atleta de Cristo y seguidor de sus compatriotas Carlos Dunga y Mauro Silva, no había tenido Fredson una infancia fácil, que comenzó haciendo de albañil a los 13 años y más adelante vendiendo helados, reparando relojes y ejerciendo de boticario en una farmacia. Por eso valoraba todo lo que conseguía. Como el día en que descubrió la nieve, el 24 de marzo de 2003, durante la disputa de un histórico Espanyol-Valencia en el Estadi Olímpic. Nunca antes había visto nevar.
Fue Luis Fernández quien cambió su destino, pues la etapa de Fredson en el Espanyol poco habría durado a las órdenes de Javier Clemente, quien lo quiso enviar a Segunda, y Miguel Ángel Lotina quien le dio la titularidad en la Copa del 2006, el año en que vivió su segunda salvación ‘in extremis’ este brasileño “del sur”, que reivindicaba el estajanovismo frente al arte e incluso la fiesta asociados a muchos futbolistas de su país.
Conocido en el entorno periodístico como "Brinqui branque", pues así es como él pronunciaba el nombre del extinto periódico 'Blanc i Blau', en 2008 abandonó el Espanyol tras un año inédito por su grave lesión, rumbo al Goiás Esporte Clube. En el equipo perico dejó 117 partidos oficiales y 12 goles. Y un sentimiento blanquiazul que aún perdura, a sus 40 años.