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ESPANYOL

El viaje a ninguna parte

Como empujados por el destino, 1.200 seguidores del Espanyol volaron hace un año hasta Wolverhampton, metáfora ya del sueño convertido en pesadilla en el fútbol y en la vida.

La afición del Espanyol, en Wolverhampton.
RCDE

Visto con perspectiva, alguna señal del destino, de lo que estaba por venir, debió de guiar a un sinfín de seguidores pericos, más de 1.200, a movilizarse de aquella manera tan decidida para un partido de ida de los dieciseisavos de final de la Europa League. En una ciudad que ni siquiera contaba con atractivos turísticos. En una noche gélida. Y, sobre todo, inmerso el Espanyol en una temporada para olvidar en LaLiga –aunque, tristemente, nadie podrá borrarla de la memoria–, con el descenso merodeando con su guadaña, que finalmente decapitó al equipo.

Pero, a pesar de todos esos condicionantes, el viaje a Wolverhampton de hace justo un año, para el encuentro ante los ‘Wolves’ del 21 de febrero de 2020 en el Molineux Stadium –el menos inglés de los estadios ingleses– supuso una llamada multitudinaria a la fe. Al orgullo de pertenencia blanquiazul. Y movilizó a centenares de hinchas dispuestos a recurrir a múltiples combinaciones: desde la más sencilla, vuelo a Birmingham y una hora de tren, a otras más rocambolescas, que pasaban por Londres o Manchester con coche de alquiler o incluso escalas en ciudades europeas en tiempos ya de Brexit.

Todo esfuerzo fue poco para acompañar a su Espanyol tras uno de los Goles del Molineux, y antes en el pub The Bluebrick Table, punto de encuentro para la recogida de las entradas, para calentar el gaznate entre cervezas –¿a alguien se le ocurre una tradición más británica en pleno ‘matchday’?– y para desplegar todos los cánticos ilusionantes que en los partidos de Liga empezaban a sonar más a ilusorios.

Soccer Football - Europa League - Round of 32 First Leg - Wolverhampton Wanderers v Espanyol - Molineux Stadium, Wolverhampton, Britain - February 20, 2020 General view of players from both teams and officials lined up before the match Action Images via R
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Soccer Football - Europa League - Round of 32 First Leg - Wolverhampton Wanderers v Espanyol - Molineux Stadium, Wolverhampton, Britain - February 20, 2020 General view of players from both teams and officials lined up before the match Action Images via RCARL RECINEAction Images via Reuters

Pero, sobre todo, esas horas previas en Wolverhampton sirvieron para extender un sentimiento –como el manantial que se desborda imparable montaña abajo tras el deshielo– entre la generación que había disfrutado de la Copa UEFA 2006-07, la de la final en Glasgow, y la que todavía no había podido estrenar su pasaporte viajando con la bufanda de su Espanyol.

Por y para todos ellos, la inapelable derrota ante el equipo de Nuno Espírito Santo –4-0, con un ‘hat-trick’ de Diogo Jota y un golazo de Rúben Neves– resultó más dolorosa si cabe. Porque, más allá de que perder siempre es un riesgo que debe asumir quien viaja para ver a su equipo, esta vez se sintió como una traición. Como un caballo de Troya. Alineó Abelardo Fernández a un equipo repleto de suplentes, incomprensible, priorizando una Liga como si el fútbol fuera una absurda matemática.

Wolverhampton Wanderers' Portuguese midfielder Diogo Jota is mobbed by teammates after scoring his team's third goal during the UEFA Europa League round of 16 first leg football match between Wolverhampton Wanderers and Espanyol at the Molineux stadium in
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Wolverhampton Wanderers' Portuguese midfielder Diogo Jota is mobbed by teammates after scoring his team's third goal during the UEFA Europa League round of 16 first leg football match between Wolverhampton Wanderers and Espanyol at the Molineux stadium inGEOFF CADDICKAFP

Obviamente, quedó el Espanyol despeñado en Europa y en la competición doméstica perdió tres días después en Pucela, ante el Valladolid de Sergio González (2-1), agotando buena parte de las exiguas esperanzas que le quedaban de lograr la permanencia. Pero, especialmente, anulando la fe de toda una afición.

Esa misma hinchada que tal día como hoy hace un año emprendió un viaje a ninguna parte. El último en Europa muy probablemente en mucho tiempo y el último antes de una pandemia que, apenas dos semanas y media después, echó el cerrojo no solo a encuentros en aeropuertos, a brindis en pubs, sino a la esencia misma del fútbol: la grada.