Se cumple un año del partido Atalanta-Valencia, una "bomba biológica" por su influencia en la expansión de la pandemia. Relato y consecuencias del coronavirus en la industria del fútbol, que se pregunta cuándo regresará el público a los estadios, su vacuna.
A los 2500 aficionados del Valencia que viajaron aquel 19 de febrero de 2020 a Milán les resultó curioso que les tomarán la temperatura nada más bajar del avión. Italia, que en esas fechas había notificado tres casos de un virus identificado como SARS-CoV-2 (dos turistas chinos y un italiano repatriado de Wuhan), fue el primer país de la Unión Europea en establecer medidas de detección del coronavirus que se había detectado semanas antes en China. Ahora todos conocemos hasta sus variantes; entonces, en ese aeropuerto de Milán-Malpensa, comenzó y acabó el control sanitario.
En San Siro se reunieron 40.000 aficionados de la Atalanta, el 33% de la población de Bérgamo
Visita a la Piazza del Duomo, paseo por la Galería Vittorio Emanuele, pizza aquí, cerveza allá y así hasta la hora de coger el metro para ir a San Siro. Allí los valencianistas se encontraron con 40.000 aficionados del Atalanta que se desplazaron hasta Milán para asistir al partido de octavos de final de la Champions. Nunca su equipo había llegado tan lejos. 40.000 personas es el 33% de la población de Bérgamo. 40.000 personas qué se besaron, abrazaron y celebraron como se merece un gol en Champions. Ellos y los miles de bergamascos que lo vieron por televisión. Esa noche el Atalanta no marcó uno, festejó cuatro.
Dos días después, Europa miraba de nuevo a Lombardía. Pero esta vez no era por el fútbol. La región italiana notificaba 16 casos de coronavirus. Un día después, 60. El 22 de febrero se informaba del primer fallecido por ese virus contra el que no había cura ni vacuna. Lombardía se convertía en el foco de expansión de la pandemia en Europa. En Valencia, el 26 de febrero, se confirmaba el primer positivo. El periodista Kike Mateu, que cubrió el partido en San Siro, se convertía en el ‘Paciente 0’ en la ciudad del Turia. En los periódicos, coronavirus y fútbol se escribían en un solo titular. Días después, con la pandemia fuera de control, el alcalde de Bérgamo ponía dramatismo a lo que pasó aquella noche en San Siro entre gol y gol del Atalanta: “Fue una bomba biológica”.
Lo que se ha vivido desde entonces es historia de la humanidad. También del fútbol. El mundo en el que vivíamos empezó a cambiar. El Valencia fue el primer club de la Liga española en tomar medidas a raíz del brote en el entorno del periodista, cancelando ruedas de prensa y actos públicos de sus jugadores, incluido un homenaje al Guaje Villa en Mestalla, unas restricciones que anunció el 28 de febrero, cuando España se preparaba para ver el Clásico entre el Real Madrid-Barcelona con 80.000 personas el Santiago Bernabéu. Ese mismo fin de semana la Serie A aplazó los partidos que debían disputarse en el norte del país y la UEFA anunció que el Valencia-Atalanta se jugaría a puerta cerrada. El goteo de medidas fue haciendo charco hasta que, finalmente, el 11 de marzo Álvaro Morata marcó en el minuto 121 del Liverpool-Atlético el último gol de la vieja normalidad del fútbol, la noche en la que escuchamos por última vez en una narración la voz de Michael Robinson.
El mundo comenzó a pararse, el término confinamiento se convertía en tendencia, y la industria del fútbol, como tantas otras, bajó la persiana. Se suspendieron todas las competiciones domésticas. Bueno, todas no, la pandemia nos hizo descubrir ‘aldeas galas del fútbol’ en Nicaragua, Bielorrusia, Burundi y Tayikistán, países cuyas ligas continuaron su curso como si el coronavirus no fuera con ellos.
"La pandemia solo ha hecho que agravar problemas que ya eran estructurales del modelo de negocio del fútbol”
‘The European Champions Report 2020’, KMPG
Las videoconferencias eran la ventana al mundo exterior de nuestras casas y a través de ellas empezó a regenerarse el fútbol, “al que la crisis de la pandemia solo hizo que agravar problemas que ya eran estructurales del modelo de negocio”, como sentenciaba KMPG en su estudio ‘The European Champions Report 2020’ y enfatizaba FIFPRO en su informe anual: “La crisis ha destacado la necesidad de mejorar la sostenibilidad financiera en la industria del fútbol”. Ese problema estructural del que habla KPMG tienen nombre propio: salarios. Esa mejora a la que se refiere FIFPRO, también: digitalización.
“Los salarios ya eran un problema y la crisis del covid-19 solo lo ha hecho que corroborarlo; los jugadores de élite se han hecho de oro por los ingresos por televisión de los clubes y ahora tienen que aceptar la nueva realidad”, comenta un alto ejecutivo del fútbol en España que pide mantener su anonimato. La ECA (Asociación de Clubes Europeos) predice que la relación salarios-ingresos aumentará del 59’6% (temporada 2018/19) al 70,1% (2020/2021). Pero ya sin pandemia se preveía que pasaría a ser del 62,9%. Con los jugadores encerrados en sus casas y los estadios con el candado puesto (el Barcelona recaudaba 60M€ anuales solo por las visitas al Camp Nou), un alto porcentaje de clubes tuvieron problemas de liquidez y términos laborales como ERTE comenzaron a sonar en la cabeza de futbolistas de equipos que jamás lo hubieran imaginado e históricos como el Bayern de Munich (6%) o Juventus (13%) redujeron su coste de personal.
Los jugadores de élite se hicieron de oro por los ingresos de televisión y ahora tienen que aceptar la nueva realidad
Los síntomas de la crisis se hicieron palpables en las ventanas de mercado de verano y enero. Según un informe de CIES, se redujo un 43% el mercado de transferencias. De 5800M€ a 3300M€. Las operaciones de jugadores sin pago de traspaso pasaron de un 26,2% a un 32,3% y las cesiones crecieron de un 23,1% a un 30%. En Sudamérica tan solo se contabilizaron en verano 491 transferencias. Todo ello salpicó también el valor de los jugadores. Según KMPG, los 500 futbolistas más valiosos bajaron su valor entre febrero de 2020 y enero de 2021 un 9,6%. Básicamente porque “los clubes tuvieron menos poder adquisitivo y más necesidad de vender”, una tónica que va a continuar al menos en los próximos dos años. Solo el fútbol femenino mantuvo su inercia al alza, principalmente porque aún está en cotas bajas, con un incremento de operaciones del 35% (de 385 a 522).
La ECA calcula que en 2020 y 2021 el fútbol sufrirá unas pérdidas de 4000M€ y el 90% repercutirá en los clubes. Y el panorama habría sido peor si no se hubiera reanudado la mayoría de competiciones, aunque hacerlo a puerta cerrada sea un lastre económico para los clubes. La Liga, por ejemplo, cifró en unos 300M€ la reducción de ingresos por el cierre de los estadios en las 11 últimas jornadas de la temporada pasada. Pero esa cuantía se hubiera triplicado si se hubiesen perdido también los derechos de televisión. Ahí está el caso de la Ligue 1, que decidió dar por suspendido su torneo en abril y tal decisión, según Deloitte, les costó a sus clubes 122’9M€ en derechos de televisión.
El flujo de dinero de traspasos de las grandes ligas
Gastos
Ingresos
Cifras en millones de euros
Premier League
1.450
20-21
464
1.550
19-20
858
Serie A
754
20-21
694
1.190
19-20
849
Ligue 1
437
20-21
382
715
19-20
854
LaLiga
339
20-21
508
1.340
19-20
1.030
Bundesliga
322
20-21
322
742
19-20
568
Superliga (China)
26,7
20-21
37,3
106
19-20
17
Qatar Stars League
16
20-21
0
16
19-20
13
MLS
14
20-21
35
44
19-20
14
Saudi Professional League
7
20-21
22
1
19-20
5
Liga MX
2
20-21
6
30
19-20
13
Superliga Argentina
1,5
20-21
63
63
19-20
132
Campeonato Brasileiro
28
20-21
132
46
19-20
162
Premier Liga (Rusia)
129
20-21
60
237
19-20
71
Operaciones en las cinco grandes ligas
Altas
Bajas
533
320
293
268
294
293
255
231
236
235
Premier
LaLiga
Serie A
Ligue 1
Bundesliga
Edad media de las altas:
24,6 años
24,5 años
24,1 años
22,8 años
23 años
El flujo de dinero de traspasos de las
grandes ligas
Cifras en millones de euros
Gastos
Ingresos
Premier League
1.450
20-21
464
1.550
19-20
858
Serie A
754
20-21
694
1.190
19-20
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Ligue 1
437
20-21
382
715
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LaLiga
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20-21
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1.030
Bundesliga
322
20-21
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568
Superliga (China)
26,7
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37,3
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19-20
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Qatar Stars League
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20-21
0
16
19-20
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MLS
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20-21
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Saudi Professional League
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20-21
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Liga MX
2
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Superliga Argentina
1,5
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19-20
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Campeonato Brasileiro
28
20-21
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Premier Liga (Rusia)
129
20-21
60
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71
Operaciones en las cinco grandes ligas
Edad media de las altas:
Altas
Bajas
24,6 años
Premier
293
255
24,5 años
LaLiga
320
294
Serie A
24,1 años
235
533
22,8 años
Ligue 1
293
268
23 años
Bundesliga
236
231
El flujo de dinero de
traspasos de las
grandes ligas
Cifras en millones de euros
Gastos
Ingresos
Premier League
1.450
20-21
464
1.550
19-20
858
Serie A
754
20-21
694
1.190
19-20
854
Ligue 1
437
20-21
382
715
19-20
849
LaLiga
339
20-21
508
1.340
19-20
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Bundesliga
322
20-21
322
742
19-20
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Superliga (China)
26,7
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106
19-20
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Qatar Stars League
16
20-21
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19-20
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MLS
14
20-21
35
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Saudi Professional League
7
20-21
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Liga MX
2
20-21
6
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Superliga Argentina
1,5
20-21
63
63
19-20
132
Campeonato Brasileiro
28
20-21
132
46
19-20
162
Premier Liga (Rusia)
129
20-21
60
237
19-20
71
Operaciones en las
cinco grandes ligas
*Edad media de las altas
Altas
Bajas
Premier
293
*24,6 años
255
LaLiga
320
294
24,5 años
Serie A
235
533
24,1 años
Ligue 1
293
268
22,8 años
236
Bundesliga
231
23 años
La vuelta del fútbol se gestó con múltiples pactos entre diferentes actores nacionales e internacionales, que tuvieron que reajustar calendarios e imponer nuevas normativas y protocolos sanitarios (en España aquello se conoció como el ‘Pacto de Viana’). El objetivo era salvar la economía de los clubes y el mandamiento, que pudieran cumplir con sus contratos de televisión. Se aplazó la Eurocopa para 2021. Lo mismo sucedió con la Copa América y el Mundial de Clubes. Esa liberación de fechas permitió acabar las ligas nacionales (solo Holanda y Francia dieron por concluidos sus campeonatos sin acabarlos) y la UEFA fijó para agosto la resolución de la Europa League y la Champions. Eso sí, con cambios.
La pandemia ha traído consigo un nuevo fútbol. Algunas medidas parece que fueron puntuales, como el formato en una sola sede y a partido único en la Champions y Europa League. Pero otras aparentemente han llegado para quedarse, como los cinco cambios por partido o las convocatorias de hasta 23 jugadores. Hasta los contratos han sufrido modificaciones, incluyéndose en los nuevos un matiz en su duración: “Hasta el 30 de julio o, en su defecto, la fecha del último partido oficial de la temporada en curso”. Por no hablar de los cambios en las rutinas de los entrenamientos y en los partidos, como ducharse en casa o en el hotel, no coincidir todos a la vez en el vestuario, los suplentes en modo hooligans en la grada… o un palito en la nariz casi cada tres días (PCR).
“Había un fútbol pre-pandemia y hay otro post-pandemia”, enfatiza José Carrascosa, psicólogo del deporte (Saber Competir / IMEDUCV). “El día a día de los jugadores se ha alterado completamente: las rutinas son otras e incluso la convivencia entre ellos es diferente, porque ni tan siquiera pueden hacer la relación social que hacían de vestuario… ese cúmulo de cambios, toda esa incertidumbre, genera en ellos fatiga pandémica”, comenta Carrascosa. En la misma línea que su colega se muestra María Blanco, de Train Your Mind Psicología: “Los futbolistas no viven en otro mundo y esta pandemia tiene secuelas para cualquiera; quizás muchos de ellos sí tienen situaciones más favorables que el resto a nivel económico y sanitario, pero la incertidumbre les afecta como a todos y a largo plazo podemos encontrarnos con niveles de ansiedad altos por acumulación”. Carrascosa, de hecho, atribuye a ese estrés el alto porcentaje de lesiones producidas desde la vuelta del fútbol.
El balón volvió a rodar, pero sin público. La pandemia, más allá de las consecuencias económicas para los clubes por jugar a puerta cerrada, también ha alterado los hábitos de los aficionados, o más conocidos como espectadores. Según un informe de ROAMS, LaLiga incrementó su audiencia de televisión un 11% respecto a la temporada 2018/19 y un 18% en relación a la 2017/2018. Ello a pesar de que las restricciones han impedido que 2,6 millones de españoles vieran el fútbol donde acostumbraban a hacerlo: en los bares (informe de la Liga y Mediapro). Ese dato se traduce en que la pandemia en el fútbol, solo en España, ha repercutido por valor de 4000 M€ en la hostelería y el turismo vinculados a un partido; mientras que los clubes han tenido que regenerarse para mantener su cuota social.
“El fútbol ha demostrado con la pandemia su capacidad de adaptación ante las adversidades y los clubes han sabido mantener su vinculación con los aficionados usando los nuevos canales de comunicación”, explica Víctor Oñate, CEO de DV7 Group. Una encuesta realizada Deloitte indica que el 49% de los aficionados se han acostumbrado a interactuar con sus clubes en redes sociales y un 17% se han suscrito por primera vez en los últimos meses a las diferentes plataformas de los equipos (canal Youtube, aplicaciones…). “El fútbol ha demostrado que se relaciona bien con el crecimiento de las plataformas líderes de entretenimiento como Netflix o Amazon Prime, aumentando su presencia en estos canales como contenido mediante series y documentales, pero a la vez confirmando su valor como único contenido premium al que la gente se adapta sus horarios: puedes ver tu serie favorita cuando quieras, pero sigues programando tu tiempo para ver en directo a tu equipo”.
Los departamentos de mercadotecnia de los clubes han dado pasos de gigantes en los últimos meses para adaptarse a las circunstancias. “La tecnología nos ha permitido mantener ese vínculo con nuestros aficionados, activar la relación con los patrocinadores y darle la visibilidad que se ha perdido con los estadios vacíos”, explica Federico Alcácer, director general del Villarreal. La digitalización en el fútbol, obviamente, hace tiempo que llegó para quedarse, aunque tiene dos retos mayúsculos por delante: monetizar esas relaciones y adaptarlas a las costumbres sociales. “El reto del fútbol es cómo interactuar con las nuevas generaciones a las que ya no es fácil poner delante de la TV a ver un partido de 90 minutos”, reflexiona Oñate, que apostilla: “La fusión de clubes y Ligas con los videojuegos, eSports y los formatos de consumo rápido va a ser clave para definir la relación entre clubes y seguidores”.
Se cumple un año de la bomba biológica del Atalanta-Valencia y los clubes se siguen haciendo una pregunta: ¿cuándo volverá el público a los estadios? Y esa pregunta lleva a otra: ¿cuántos y cómo volverán? En la encuesta realizada por Deloitte en su informe ‘Football Money 2020’, el 93% de los aficionados reconoce que “sí” volverá a los estadios, aunque sólo el 52% de forma inmediata, mientras que un 15% apunta que esperará mínimo seis meses. “La incertidumbre sobre cuándo podremos abrir los estadios al público dificulta la planificación y dificulta cualquier previsión presupuestaria, porque la taquilla es una de las tres fuentes de ingresos que tienen los clubes junto a la televisión y los acuerdos comerciales”, apunta Alcácer.
La pandemia ampliará las diferencias entre las grandes ligas y las pequeñas, que viven básicamente de lo que recaudan en taquilla
“El fútbol, en cuanto a público, tardará mucho en volver a la normalidad en comparación a otros ámbitos del entretenimiento por ese componente político que tiene”, apostilla ese alto ejecutivo anónimo consultado por AS. Sin público, el lastre de los ingresos continuará y la pandemia agravará las diferencias entre las grandes ligas y las pequeñas, que viven básicamente de lo que recaudan en taquilla. Entre el fútbol de élite y el amateur. Pero, a su vez, en esas grandes ligas, los clubes más afectados serán los poderosos, que son los que más recaudan los días de partido y cuyos presupuestos, proporcionalmente, dependen en menor medida de la televisión. Así, los 20 clubes con más ingresos de Europa disminuyeron sus ingresos en 2020 un 12% en 2020 (1100M€) y son muchos de esos clubes los que han motivado que la UEFA presente un nuevo formato para la Champions. A la espera de ese maná que llegará en 2024, los clubes, todos, esperan pronto su vacuna: el público.