Aritz, su amigo Jaime y la camiseta de Pablo Torre
El entrenador del Racing y un recogepelotas cruzaron una apuesta antes de comenzar el partido contra el Leioa. El chaval ganó y pudo elegir su premio
Pocos repararon en lo que hizo Solabarrieta nada más terminar el partido contra el Leioa. Es lo que tiene jugar en un estadio vacío, claro, pero al final siempre hay alguien que permanece ojo avizor en los partidos del Racing. Se llama Nacho Cubero y es el fotógrafo del AS. No es de los que recoge sus cámaras nada más pitar el árbitro, sino que se queda siempre buscando una última historia que retratar..., y el domingo la consiguió. La historia de Jaime, Aritz y la camiseta de Pablo Torre.
Jaime Hernández de Sande es un chaval de 14 años recién cumplidos que juega de central zurdo en el Infantil A del Racing, donde llegó fichado por Ezequiel Loza tras ganar la liga de benjamines con el Solares, y al que el domingo le invitaron a hacer de recogepelotas en los Campos de Sport. Antes del partido, durante el calentamiento, Jaime, que es de natural extrovertido, se acercó al entrenador del Racing y le dijo. "tranquilo míster, que hoy ganamos 2-0". Solabarrieta le miró ladeando la cabeza y con esa media sonrisa que pone siempre (lo que algunos interpretaron erróneamente al principio como que le daban igual las derrotas) y recogió el guante: "si aciertas, te regalo una camiseta". Ninguno de los dos se olvidó del pacto.
Nada más acabar el partido, y saludando solo a Cejudo y a Juaristi, los jugadores que encontraba a su paso, Aritz Solabarrieta se olvidó de jugadores y árbitros y cruzó decidido el campo desde su banquillo hacia el córner nordeste, entre La Gradona de los malditos y la Preferencia Este, donde tenía ubicado a su nuevo amigo Jaime, que salió a su encuentro. Cuando se juntaron, Solabarrieta, serio y ceremonioso, le ofreció su mano a Jaime, ya sonriente detrás de su máscara pensando en la camiseta que acababa de conseguir. Lo has clavado, vente conmigo a por la camiseta..., y así, juntos, y ya de nuevo con la media sonrisa de Aritz, cruzaron el campo hacia el vestuario racinguista.
Dentro de la caseta verdiblanca, la que sin duda sueña con ocupar un día, el chaval confesó que pasó muchos nervios en los últimos minutos, "no quería que marcarais más goles, porque me quedaba sin la camiseta", dijo en medio del buen ambiente general. Ahí ya le ofrecieron la camiseta de Cejudo o la de Jon Ander, por ejemplo, los autores de los goles, pero Jaime, que se pasó los últimos minutos del partido pensándolo, lo tuvo claro: "Quiero la de Pablo Torre". Además, tiene buen gusto. El sueño de Jaime, solo cuatro años más joven que el de Soto de la Marina, es seguir su camino ascendiendo por el escalafón de La Albericia hasta el primer equipo. Pablo es el espejo en el que se mira y, de momento, ya ha conseguido compartir vestuario con él. Y su camiseta, que le firmaron todos los componentes del primer equipo.