El Mirandés dedica su victoria en Castalia al pequeño Yago Antón
Sus entrenadores en el Casco Viejo, club dedicado al fútbol base en la ciudad, recuerdan la figura del joven guardameta. Confianza y una gran valentía marcaron su trayectoria.
La pérdida de un ser querido siempre es dolorosa, pero el sentimiento de tristeza se acrecenta cuando hablamos de un niño de 13 años con toda una vida por delante. Sus sueños, sus ilusiones y las de toda una familia se esfumaron de golpe, en un instante. Algo muy difícil de asimilar para sus seres queridos y allegados, pero Yago Antón es valiente, decidido y, a buen seguro, guiará a los suyos desde el cielo. “Tenemos el bonito reto de levantar a los demás compañeros y que desde allí arriba se sienta orgulloso de todos. Lucharemos por él en cada partido y cada entrenamiento. De Yago hemos aprendido muchísimo. Hay que tener más confianza en uno mismo, pase lo que pase. Si antes ya éramos una familia, ahora lo seremos aún más”, destaca Juanjo Díez, miembro del cuerpo técnico del Casco Viejo Infantil.
A más de uno se le han entremezclado sentimientos en las últimas horas, que incluso perduren en el tiempo. Por un lado, la alegría de saborear una nueva victoria del Mirandés y, por otro, la enorme tristeza de perder por el camino a un joven apasionado del fútbol, amigo de sus compañeros de equipo y entrenadores. Más que un fiel escudero. “Era muy tranquilo. Un portero muy elástico, todos los movimientos que hacía eran técnicos y bonitos. Cuando había una situación de tensión no se ponía nervioso. Era un chico que muchas veces no transmitía lo que pensaba, pero con solo mirarle a la cara sabías lo que se le pasaba por la cabeza. Así era Yago”, asegura su entrenador Pablo Besga.
“Tenía unas cualidades que pocas veces he visto, de lo mejor del fútbol base en Miranda. Lo que más destaco es su confianza plena en sí mismo. Si le marcaban un gol, Yago siempre seguía igual. Tenía un manejo de pies increíble. Si tenía que tirar tres recortes al delantero lo hacía y si tenía que golpear con el delantero presionando también. Nunca se ponía nervioso. Con un poco de suerte, hubiese conseguido todo lo que se hubiera propuesto“, añade Díez.
El exárbitro Ignacio Hermosilla ‘Putxo’ también le recuerda con cariño, todavía sobrecogido por el trágico suceso que ha acabado con la vida del pequeño. Entrenó a Yago hace dos temporadas en el equipo Alevín y, desde el primer día, tuvo claro que al jugador le esperaba un gran futuro por delante: “En los primeros entrenamientos me quedé impresionado por los dos porteros que tenía ese equipo. Yago tenía una buena planta. A pesar de ser callado, era maduro y muy valiente. Manejaba muy bien los pies y tenía grandes reflejos. Era muy buen compañero. Con Sergio elegía qué tiempo jugaba cada uno. Realmente me marcó dentro del equipo”.
El Casco Viejo llora su pérdida. Innumerables han sido las muestras de afecto que ha recibido la entidad blanquinegra en las últimas horas. Clubes vecinos, clubes de toda la región e incluso de otras comunidades han querido transmitir su más sincero pésame. “Ha sido un fin de semana muy duro para todos. Aún no nos hacemos a la idea. Era un gran chico, tanto dentro como fuera del campo, muy querido en el club. Siempre fue muy reservado, pero cuando saltaba al césped era de los que mandaba y hablaba mucho con sus compañeros. Era un portero ágil y con un gran juego con los pies”, apunta el coordinador Kike Picón. El cuerpo técnico del equipo Infantil agradece las muestras de cariño que han recibido desde el seno del Mirandés, sobre todo a su capitán Carlos Julio.